El Gourmet Urbano: El arte del maridaje del vino

jueves, 31 de mayo de 2018

El arte del maridaje del vino

Degustar un buen vino es un placer que en la inmensa mayoría de las ocasiones se realiza acompañando una comida. Es en estas ocasiones cuando podemos hablar de maridaje del vino. Queda en nuestra mano disfrutar de un conjunto que consiga la magnífica combinación que todos deseamos.



De esta posibilidad de disfrutar de dos placeres en perfecta fusión podemos sacar dos ideas claras: en primer lugar, saber que vino y comida casan bien juntos cuando profundizamos un poco y, en segundo lugar, que las posibilidades de combinaciones donde elegir son infinitas. Como cabe suponer, algunas de estas combinaciones serán extraordinarias, un puro placer para los sentidos, otras no tanto y algunas simplemente no serán las adecuadas.

Por fortuna, para aquellos que no somos grandes expertos, pero que queremos poder disfrutar de una perfecta combinación de vino y comida, existen unas reglas esenciales de maridaje que nos permiten estar acertado a la hora de comprar vino.

Para hacernos aún la vida más fácil y poder elegir con ese acierto deseado con total tranquildad mientras estudiamos las distintas opciones, podemos recurrir a la venta de vinos en internet de una tienda de vinos online. Así puedes leer todas las características y elegir solo o en compañía qué vino combinaría mejor con tal o cual comida, sin la presión o la incomodidad de estar en una tienda física, desde la total comodidad de nuestra casa.

Un plato, al degustarlo, nos aporta unos sabores que lo definen y a partir ellos somos capaces de describirlo: salado, dulce, amargo o agrio… en distintos grados.

A un vino le pasa igual, y su sabor va en dependencia de la combinación que tenga de ácido, alcohol, taninos y azúcares. Presentamos a continuación algunas sencillas reglas de maridaje, algunas claves sobre los efectos que produce sobre la comida los vinos con alguno de los anteriores rasgos marcados. Hay vinos y comidas que simplemente no pueden ir juntos porque la mezcla de ambos sabores da como resultado un nuevo sabor desagradable.

Un vino ácido, como pueden ser los blancos, los rosados y algunos tintos, pueden compensar una comida con alto contenido en grasa. También pueden hacer que la comida parezca más salada o si el vino se toma con comidas dulces, este parecerá menos ácido.

Un vino tinto que tenga un grado alcohólico elevado puede hacer que una comida ligera y suave no sepa absolutamente a nada, por eso es preferible acompañarlo de comidas más fuertes, como carnes, cocidos, etc.

Un vino dulce combina muy bien con comidas dulces, siendo perfectos para el postre, reforzando ambos sabores. También van muy bien con comidas ligeramente saladas, creando un leve contraste.

Un vino tánico, que es un tinto con sabor fuerte y seco en boca, va bien con comidas muy proteicas y grasas.

Resultados de posibles maridajes


Cuando combinamos comida y vino, el resultado que conseguimos tiene sus propias características. Durante el maridaje podemos obtener diferentes resultados. Puede ocurrir que la comida exagere un rasgo del vino, como cuando se combinan frutos secos, como las nueces, con un vino tinto tánico. El vino nos resultaría excesivamente astringente y nos daría la impresión de que se queda la lengua seca.

El caso contrario ocurre cuando la comida reduce una característica del vino. Un buen ejemplo puede ser cuando las proteínas de una carne contrarrestan los taninos de un vino tinto, por este motivo los vinos tintos van tan bien con la carne.

Hay ocasiones en las que el vino es excesivamente potente y llega anular las cualidades de la comida. Esto ocurre si combinamos un pescado de sabor suave con un vino tinto potente, como hemos comentado anteriormente.

El vino también puede ayudar aportando sabores que ensalzan un rasgo de la comida. Si tomamos una carne con una salsa a base de frutos rojos y la combinamos con un vino tinto frutal, el resultado que obtendremos será muy bueno.

El consejo más importante para elegir con acierto un vino para una comida es pensar en los ingredientes que llevará el plato y en el sabor que tendrá. Así nos haremos una idea más clara de qué tipo de vino le puede ir bien. La palabra Maridaje a veces puede intimidar, pensar que solo corresponde a grandes expertos sibaritas, pero esto no es en absoluto así, dependerá en gran medida de los gustos personales y esperamos que con estos sencillos consejos puede resultar más sencilla su aplicación.

Una buena práctica es ir recordando el sabor y el gusto de los vinos que vamos probando para saber con qué maridarlos en futuras ocasiones. Otra recomendación que nos será de gran ayuda, sobre todo al principio y hasta que vayamos cogiendo práctica, es leer las contra etiquetas de las botellas de vino que suelen aportar los mejores maridajes para ese vino en concreto.

Aunar dos experiencias exquisitas, viajar y el enoturismo, te permitirá probar las comidas típicas de la zona que visites y combinarlas con los vinos de la tierra. Si haces turismo en la Rioja, por ejemplo, no debes dejar de probar las patatas a la riojana y unas chuletas al sarmiento, ambos platos tradicionales de esta zona, y si tienes dudas de con qué vino maridarlos, no dudes en preguntar a tu maître para que te aconseje con acierto, algo que es extensible a cualquier restaurante.

 Fuente: Diari de Tarragona

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