Desde niños, nuestros padres y familiares comienzan a reconocer en nosotros destellos de nuestra personalidad que definen lo que probablemente seremos en la edad adulta. Todos hemos escuchado fulanita será de armas tomar, Mengano será un buen trabajador o Sutana será de buen comer.
Sí, hay habilidades que son innatas en las personas y que surgen con los primeros pasos y palabras. He conocido niños con un paladar privilegiado, niños que no comen hamburguesa en locales de comida rápida por considerar ese alimento insípido y poco agradable al gusto, pero se manejan con gran maestría ante la escogencia de un plato de comida japonesa. Al crecer son grandes gourmets reconocidos por sus finos gustos. ¿Esto indica que un verdadero Gourmet nace? ¡Por supuesto! Pero hay algunos aspectos más a considerar.
También conocemos muchas personas en el medio gastronómico que fueron educados por padres conscientes de la importancia de una buena alimentación y con el transcurrir de los años, se dedicaron a conocer y a disfrutar la buena vida con salud. Otros, simplemente crecieron en un ambiente donde se comía, sin prestar mucha atención a la nutrición o combinación de sabores (lo que no significa que comieran mal y sin sabor) y en la actualidad también son reconocidos gourmets con gran influencia en el mundo gastronómico. ¿Entonces el gourmet se hace? Sí, también.
Resulta que todos nacemos con la semilla del buen gourmet. La comida es parte fundamental de lo que somos como personas. La comida es una vía por la que nos comunicamos con otros, a través de ella expresamos lo que sentimos, de donde venimos y quiénes somos en distintos momentos de nuestra vida.
Pensar que la comida sólo es para brindarnos la energía necesaria para realizar las rutinas diarias es ignorar que nuestro cuerpo es una máquina 100% alterable, viva, que siente y padece, que expresa. Las deficiencias, los excesos y las malas combinaciones alimenticias afectan nuestro organismo produciendo, en muchas oportunidades, efectos contrarios a lo que deseamos. Además demostramos descuido con el más importante de los elementos del proceso de alimentación: nuestro cuerpo.
No importa nuestra condición social, nuestra cultura, religión u orígenes. Lo que comemos y cómo lo comemos etiqueta quienes somos, por algo el famoso dicho de Somos lo que comemos. Un gourmet ama la vida, la disfruta a plenitud y la comida no va a ser la excepción.
Sí, hay gourmets innatos, tantos como los gourmets que van aprendiendo y formándose a lo largo de su vida.
Entonces, ¿cómo se distingue un gourmet? Se distingue porque:
No come por comer. Un verdadero gourmet detiene su ajetreada vida para deleitarse mientras come, se sienta, disfruta cada bocado, lo saborea, rememora momentos, comparte una grata conversa, reflexiona y luego sigue su rutina.
Ni vive para comer ni come para vivir. El gourmet respeta todos los alimentos, pero, ante todo respeta y cuida al principal elemento de la alimentación: su cuerpo. Sabe qué le gusta, cómo lo disfruta mejor, qué necesita su cuerpo y cuándo lo necesita. Sabe que su estado de ánimo depende de su alimentación y ve la comida como algo que lo nutre corporal y mentalmente.
Su paladar es curioso y siempre está dispuesto a probar sabores y olores nuevos. Un gourmet está consciente que nunca dejará de sorprenderse ante un nuevo sabor que registrará en su memoria. Está abierto a nuevas experiencias y a reconstruir aquellas antiguas con renovados sabores.
Disfruta la esencia del plato. Siempre gustará de una mesa de lujo, con platillos exquisitos, pero el mismo disfrute lo sentirá en una mesa más modesta pero con una gran carga de entrega que deja la persona que cocina y que, muchas veces, para un gourmet vale más que mil platos de exquisito sabor.
Vela por su salud culinaria. Cuida todo lo que va a su boca y cuida a quiénes lo rodean. Se educa, e investiga. Sabe la importancia de planificar su alimentación y de organizarla para tener una vida saludable y sabrosa. Equilibra el sabor, los nutrientes y la variedad con gran inteligencia y eficiencia logrando que cada bocado sea un ejemplo de sabor, nutrición y placer.
He aquí amigos gourmets, lo que somos: personas como cualquier otra, que convivimos con todo lo que nos ofrece la cultura gourmet como las diversas gastronomías, los vinos, los maridajes, el protocolo, los beneficios de los alimentos y muchas otras cosas con el fin de vivir a plenitud el placer del momento y la experiencia y recuerdo de nuevas y renovadas sensaciones mientras alimentamos de forma saludable nuestro cuerpo y nuestra mente. Eso es ser todo un Gourmet Urbano.
Walezca Barrios
1 comentario :
Sin lugar a dudas creo que el gourmet se hace.
El entorno es crucial en esto.
Saludos
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