Los recuerdos de mi infancia están gratamente marcados por los olores, vapores y sabores de la cocina. Debo aclarar que era la “piccolina” de la casa, la única niña que correteaba en una enorme quinta y la alegría de 4 adultos de origen Friulano. Era hasta lógico que me moviera poco entre muñecas y niños, y más entre adultos que olían a café, vino, tabaco y especias (a verde o grama)
Es inevitable que al percibir estos olores y sabores en la actualidad regresen a mi mente imágenes de mi madrina comandando un grupo de mujeres que corrían afanadas con grandes ollas, entre risas y calores. Hombres sentados en una mesa fumando, riendo a carcajadas y golpeándola entre gritos de triunfo de póker, o yo tratando de hundir mis brazos entre frijoles recién pelados para preparar el minestrone. Así crecí yo, al igual que muchos otros: metida de cabeza en la cocina y viendo -y viviendo- el efecto que la comida tenía en cada uno de la familia.
Al ser la niña de la casa, era la (a)probadora oficial de todo lo que se preparaba. Título familiar que ostenté hasta el fallecimiento de mi madrina ya en mi edad adulta. Con ella, ningún alimento pasó por mis sentidos sin que viniera con “un cuento”. Mi madrina vivió las 2 guerras mundiales, y sus historias -muchas de ellas de gran crudeza- fueron las que me enseñaron a tener un gran respeto por la comida, no importaba lo que fuera, la comida llevaba consigo una carga de pasión y sacrificio, una parte de la persona que la preparaba.
Eso siempre mantuvo mi curiosidad despierta. ¿por qué unos comían pan y otros casabe? ¿por qué tenía amistades que olían a cebolla y otros a frutas? ¿por qué había comidas que me hacían llorar y otras desear? Sí, aprendí a conocer a la gente a través de su comida.
Para ese entonces y por muchos años todo era instinto, sentido y sentimiento. A medida que fui creciendo, cada momento empezó a tener un concepto culinario: técnica, arte, armonía, métodos, cocinero, chef, gastronomía. Descubrí que había gente que estudiaba para eso y me encantaba la idea de convertirme en un vocero de increíbles historias a través de la comida. Pero la vida me apartó de ese camino muchos años hasta la aparición del Gourmet Urbano, donde Luis, al igual que yo, no tenía ningún título que lo avalara como “experto” en el área, pero si tenía pasión por la comida y la buena vida. Eso fue lo que me enamoró y me devolvió a la cocina.
Fue en el Gourmet donde entendí que la gastronomía es la relación que ha tenido el hombre entre los alimentos y su entorno por siglos y siglos. Es una tríada que genera un producto final con una gran carga de idiosincrasia, cultura y legado histórico. Fue así como entendí que aquellos cuentos tras la preparación de una polenta, de los encurtidos, de los licores o del abono con las sobras de las verduras para el huerto, y que yo escuchaba con gran atención, era la manera en que mi madrina me transmitía momentos trascendentes que no debían olvidarse, y que harían de mí una mejor persona en el mundo y para el mundo. ¿Acaso esa no es nuestra historia como humanidad? ¿acaso no transmitimos a nuestras generaciones lo vivido?
Así como en la historia, en la gastronomía tenemos dos tipos de persona: los que simplemente comen para vivir y los que comen para reencontrarse cada día con su pasado, sus creencias y soñar con su futuro. Yo estoy en la segunda.
Por lo antes expuesto, a partir de hoy y todos los domingos voy a compartir con ustedes un poco de la historia de la gastronomía: anécdotas, curiosidades, la razón de frases famosas como “contigo pan y cebolla” o “comida sin vino, no vale un comino”, cuentos de los más famosos gourmets de la humanidad, el origen de muchos platos que en la actualidad son referencia mundial pero sus inicios no siempre fueron flores. Compartiré con ustedes que la gastronomía es tan amplia como la misma historia, y que ésta primera cambia según la época, la religión, el clima, el estilo de vida, la corriente e incluso las enfermedades, pero no deja de ser gastronomía.
Será un granito de arena en la playa pero espero que muchos de ustedes me acompañen en esta nueva sección que preparo con mucha ilusión para compartir e intercambiar experiencias. Seamos Gourmets en todo sentido. No sólo críticos, seamos voceros de nuestra propia humanidad.
¡Hasta el próximo domingo!
Walezca Barrios
No hay comentarios. :
Publicar un comentario