lunes, 21 de febrero de 2011
Rosa Garay (@romagaray): Problema de Alimentación y Problema Metabólico.
Cada célula de nuestro cuerpo es lo más parecido a una gran fábrica, muy compleja, que trabaja de manera continua e ininterrumpida, produciendo, reparando, moviendo, creando y eliminando distintos productos para mantener la vida, crecer y reproducirse.
En nuestra sociedad actual, el sobrepeso es un estado anormal, presente en muchas de las personas y se determina por la acumulación excesiva de grasa en el organismo. Para que esta grasa se acumule, es necesario que el número de calorías ingeridas sea mayor que el de las gastadas. El organismo aumentará de peso por recibir y metabolizar el exceso de alimentación, o por gastar poco de lo absorbido. Esto se deberá a agentes causales exógenos como la alimentación excesiva e inactividad, y también puede deberse a factores endrógenos (glandular y endocrino), aunque estos últimos no son los más frecuentes.
Para quienes degustan de los placeres de la comida es importante saber que se puede llegar a comer en exceso por malos hábitos, por elegir mal la combinación de los alimentos y, si el ritmo de vida integra un trabajo sedentario y la poca actividad física, por una disminución del consumo de calorías.
La excesiva alimentación, donde se encuentran como integrantes los azúcares refinados (muchas veces combinados con las grasas) como los dulces, bebidas gaseosas, helados, jaleas, entre otros, están desplazando cada vez más el consumo de alimentos ricos en fibra dietética (cereales, leguminosas, frutas y vegetales frescos). El deficiente consumo de fibra dietética de la mano con el consumo exagerado de azúcares refinados y grasas, son los dos factores que precipitan las llamadas “enfermedades de la civilización”.
Cuando un descontrol alimenticio se adueña de nuestra vida, nuestro cuerpo comienza a sufrir cambios que se reflejan como la aparición del volumen abdominal, puesto que una alimentación rica en harinas refinadas y grasas facilita la entrada de grasa al interior de las células y por ende facilita el crecimiento de tejido adiposo; los niveles de colesterol aumentan puesto que nuestro hígado debe trabajar más y sentimos la necesidad compulsiva de consumir más azúcares; también, para las mujeres en etapa reproductiva, aparecen los trastornos menstruales y hasta la dificultad para procrear; ambos sexos sufren de la aparición de verrugas en zonas donde hay pliegues (cuello, parte baja del abdomen y axilas), y la ropa nos queda chica porque aumentamos de volumen.
También es importante señalar que una alimentación excesiva en carbohidratos y grasas pueden dificultar nuestra salud. El exceso de estos azúcares (Carbohidratos o Glúcidos) pasan rápidamente a la sangre para ser distribuidos hacia todas las células de nuestro organismo, causando otro factor asociado al desarrollo de la obesidad y el sobrepeso. Se habla simplemente de la aparición de un Riesgo Metabólico que puede producir en el organismo todos y cada uno de los signos y síntomas anteriormente mencionados. La insulina es una hormona secretada por el páncreas, “como la glucosa por si sola no puede entrar al interior de la célula para producir energía, se necesita la presencia de insulina, que actúa como una llave que abre, una puerta en la pared celular a través de la cual penetra la glucosa”. Si no se produce insulina en suficiente cantidad, entonces la entrada de glucosa a la célula no será la adecuada, por lo que el azúcar se queda en sangre, y a su vez esto ocasiona que el páncreas incremente su producción hormonal, para mejorar la respuesta de absorción de azúcar al medio intracelular. La excesiva producción de la hormona se dará hasta llegar al deterioro de las células del páncreas, que llegan al punto de no producirla y desarrollar Diabetes Insulinodependiente.
Lo más importante es entender que cuando nos encontramos ante esta desorden metabólico, nuestro cuerpo está comunicando que ese ritmo de mala alimentación y demasiado estrés nos está llevando a una situación límite. La resistencia a la insulina es tanto prevenible como reversible.
¿Cómo se logra? Siendo conscientes de lo que comemos, comiendo menos y haciendo más ejercicio. Ante esta situación, lo más recomendable es realizar 3 comidas principales y 2 meriendas, siempre adaptándolo a nuestro horario laboral, mejorar la combinación de los alimentos durante estas comidas, disminuyendo el consumo de alimentos refinados (con elevado Índice Glicémico)y aumentando el consumo de fibra como: verduras, panes y pastas integrales, las proteínas vegetales como legumbres, frutos secos crudos, germinados, etc. Igualmente mantener un consumo moderado de ácidos grasos buenos como el Omega 3 (pescados azules, semillas de linaza, germen de trigo, soya, etc.), y eliminar en su totalidad el consumo de azúcar de mesa y comenzar la implementación de edulcorantes para la elaboración de nuestras comidas (Stevia).
Es simplemente un hábito de alimentación, un estilo de vida que implementar, mejorando las combinaciones de las comidas, respetando los horarios que el cuerpo mantiene para una mejor absorción de cada uno de los nutrientes. Como nutricionista, les aseguro que somos capaces de prevenirlo si a tiempo mejoramos nuestros hábitos alimenticios.
Rosa Garay
Nutricionista
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