Pan Sueco, seducción de las Valquirias*
“Sé que colgué en un árbol mecido por el viento nueve largas noches herido con una lanza y dedicado a Odín, yo ofrecido a mí mismo, en aquel árbol del cual nadie conoce el origen de sus raíces.No me dieron pan, ni de beber de un cuerno, miré hacia lo hondo, tomé las runas las tomé entre gritos, luego me desplomé a la tierra”
Según Hávamál, 138, en la sección conocida como Rúnatal
Si el gran Odín disfrutaba de todos los privilegios por ser la deidad suprema dentro de la mitología nórdica y de otras religiones, Dios de la sabiduría, la guerra y la muerte, no menos privilegios tenía al ser atendidos por las *Valquirias, esas hermosas deidades femeninas menores que servían a Odín, bajo el mando de la diosa más venerada llamada Freyja, deidad mayor, diosa del amor, de la belleza y de la fertilidad, que tenía como misión elegir a los más heroicos o aquellos soldados caídos en el campo de batalla para llevarlos a la fortaleza Valhalla donde iban a morirse. Según la mitología, dicha fortaleza contaba con quinientas cuarenta puertas por donde eran conducidos los héroes caídos en batallas para que las guerreras los curasen, se deleitasen con su belleza y tomasen hidromiel, una bebida alcohólica obtenida de la fermentación del agua con la miel. Me pregunto, ¿Quién no se cura así? ¿Por amor a Odin?
Thor, el Dios del Trueno y gran influyente del clima, las cosechas, protección, justicia, los viajes y las batallas, tenía una debilidad por el pan sueco, al igual que lo tenía Frey, el Dios de la lluvia, del sol naciente y de la fertilidad. En sus tiempos de ocio compartían lo crujiente del pan, hecho sin levadura, de harina de centeno, sal y agua, aunque pudieran también tener variaciones a la hora de su formulación original, ya que puede hacerse con harina de trigo o integral. Según la tradición nórdica, suele acompañarse con pescados, carnes, ensaladas y sopas. En nuestra cultura occidental, y concretamente en la venezolana, el pan sueco ha venido a suplir esos antojos a la hora de matizar sin remordimientos los carbohidratos, ya que comerlo solo o como acompañante de infinidad de platos,nos satisface y nos complace.
Estoy por pensar que la adicción de este pan por las personas con régimen dietético o simplemente por cuidar su figura está relacionado por sus características nutricionales; es decir, por cada 10 gr. de pan tiene 1 gr. de grasa, 0 mg. de colesterol, 8 gr. de carbohidratos, 1 gr. de proteínas y 0 gr. de azúcares, además de no contener preservativos. Incluso estoy por aseverar que su forma plana, ya que entra dentro de los panes denominados planos, como los panes típicos de las regiones como Egipto, India, Turquía, Armenia, etc., o como la focaccia italiana o la mejicanísima tortilla, influye sicológicamente a la hora de consumirlo, ya que la sola forma nos hace pensar en delgadez. Quizás no por su crujiente y delgadísima configuración panadera, pero si les puedo asegurar que, por su baja carga calórica, es un pan que resulta muy conveniente a los fines de ingesta controlada de hidratos de carbono o, como se le conocen, los mal queridos carbohidratos.
Existen infinidad de recetas para acompañar este pan, desde sándwich con rellenos inimaginables, hasta para untarlos con un dip o salsas, pasando como canapés o como amigo gastronómico del gravlax. Podemos realmente disfrutarlo solo, llevarlo en nuestro carro y enfrentar las interminables colas de la ciudad y darle a nuestras ansias una manera de calmar los deseos de comer y no peca; o no llenarnos, pero con la certeza de que lo que comemos es sano, nos provee energía y podemos llevarlo a todos lados.
Elaborar este pan en casa es sumamente sencillo, ya que solo requerimos de 2 tazas de harina de trigo, 1 cucharadita de sal, 2 cucharadas de manteca vegetal. No necesitamos de mayores equipos para hacerlo, sólo de buena disposición. Combinamos todos los ingredientes y por último agregamos agua tibia hasta lograr que la masa quede firme. Una vez enfriada, extendemos la masa con la ayuda de un rodillo hasta hacerla lo más delgada posible, y cortamos en piezas cuadradas de aproximadamente 10x10 cms. Para la cocción, se hace sobre un sartén antiadherente a baja temperatura hasta que se tornen dorados, y por último se introducen en el horno, igualmente a baja temperatura para lograr el efecto galleta característico de este pan. Para conservarlo, lo recomendable son los recipientes herméticos, así logramos tener pan crujiente por largo tiempo.
Si la mitología nórdica, hace mención de las hermosas y estilizadas Valquirias, como las encargadas de cuidar a los caídos en batallas, mimándoles y cuidándoles a base de hidromiel, estoy seguro que más de uno se hacía el herido, incluso el muerto para no solo disfrutar de las mieles, de la lozana piel de las doncellas, sino también para que fuesen alimentados con pan sueco, como lo hacían las deidades mayores. ¿Quieres sentirte como Odin o Thor y que te mime una Valquiria? Te recomiendo que pruebes esta maravilla de la gastronomía sueca y veras qué es sentirse como una deidad mitológica.
Humberto Silva
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