Hoy, puedo decir con orgullo, y afirmativamente, que el café está mejorando en Venezuela. Adicional a los cursos, estoy dando asesorías en materia de café a restaurantes, cadenas expendedoras de alimentos, entre otros, y la tarea ha sido dura, trabajosa y afanosa, pero gratificante.
Normalmente, llego a esos establecimientos, pido y pago 3 cafés. Un guayoyo, un espresso, y un capuccino. La verdad es que es el dinero que más dolor me da gastar en mi vida, ya que las bebidas que me sirven son un poco más que asquerosas. Luego de diagnosticados los problemas, nos fajamos en entrenamientos. Horas y horas preparando café, purgando la máquina, cremando leche, y dibujando capuccinos.
Amigos, créanme, que después de todo este tiempo trabajando duro, afirmo que el café en nuestro país está mejorando. El trabajo es compartido: los consumidores, pidiendo y exigiendo; los expendedores de café, tratando de mejorar. Lamentándolo mucho por el café, en Venezuela, el cultivo ha venido a menos, y hoy en día, después de haber sido los primeros productores de café en el mundo, estamos importando. Triste.
Siempre lo he dicho, sin mística no podemos hacer nada. Pero hay que aprovechar esta movida gastronómica y gourmet que estamos desarrollando. Aplaudo iniciativas como el SIG, destacando talentos nacionales, iniciativas y nuevos productos. Este año digo con orgullo que estaré presente de la mano de mi sponsor, RANCILIO, que son las máquinas de espresso que uso, orgullosamente representando un producto tan noble como el café.
Si revisan mi publicación Números que duelen, se darán cuenta de lo injusto que es pagar por un mal café. Siempre lo repito, económicamente, un café bueno cuesta igual que uno malo al prepararlo. ¡No hay excusas!
Los invito a pedir café en todos los locales que frecuenten. Hagan sus observaciones de la mejor manera, ayúdenme a mejorar el café.
Hasta la próxima
¡Café y vida!
Pietro Carbone
Barista
http://carbonespresso.blogspot.com
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