Una de las acciones más tradicionales para dar a conocer el vino chileno son las degustaciones a especialistas en diversos mercados. Éstas se organizan en aquellos puntos de mayor atractivo comercial para las viñas nacionales y en los destinos en los que vemos un potencial de crecimiento para nuestra oferta comercial y de imagen. Estas acciones requieren mucha dedicación y trabajo de coordinación de un equipo en Chile y otro en el punto de ejecución, para que todo esté en orden, pero sobretodo requiere de mucho respeto y cariño por los vinos y productos que vamos a mostrar y por los clientes e invitados que son parte de estas acciones.
Paola Y el gran equipo de ProChile Venezuela |
Sirvámonos una copa
Estoy aún cansada pero feliz tras las recientes actividades en Costa Rica y Venezuela, dos de los mercados de importancia para el vino chileno en Latinoamérica. Otros puntos de gran interés son Brasil y México; actividades de promoción del vino allí de ProChile se han contemplado para otras fechas en el año.
Esto de llevar varios años en esta industria, de la mano de mi institución, me permite tener acceso a estadísticas y a experiencias que facilitan descubrir como evolucionan los mercados respecto a la compra y el consumo de vinos. Las estadísticas y la historia dicen que las primeras exportaciones de vino chileno estuvieron relacionadas con la conquista de los españoles y el envío de nuestros diversos productos hasta Europa. Luego de la independencia, nuestra comercialización tomó un nuevo rumbo y, como es lógico con el correr de los años y por un tema geográfico, Latinoamérica se transformó en nuestro destino más relevante, alcanzando exportaciones que superaban incluso el 70% del total de vino que Chile despachaba a los mercados.
Con una historia ya de varios siglos, el desarrollo de nuestra industria vitivinícola se fue superando a sí misma, alcanzando mejores calidades y una mayor sofisticación, lo que abrió la posibilidad de ser comercializados en mercados más lejanos. Fue así como los vinos chilenos comenzaron a llegar a otros mercados como Europa, Norteamérica y Asia, revirtiendo ese 70% destinado originalmente a América Latina a no más de un 8% del total de nuestras exportaciones. Una lástima, pero era evidente que el crecimiento que ofrecían los nuevos mercados ante nuestra novedosa oferta eran muy atractivos para nuestras empresas y se concentraron en ellos la mayoría de los esfuerzos promocionales.
No obstante, lo anterior y como dicen los sabios, la vida es una rueda que no para de girar y, desde hace algunos años, muchas empresas comenzaron a visualizar el potencial de Latinoamérica y retomaron los esfuerzos por dar a conocer la nueva oferta de nuestros valles y variedades.
Pese a una relación de largos años, principalmente con los vinos chilenos, los latinoamericanos no somos grandes consumidores de este producto; la cerveza, el ron, el tequila o las gaseosas sacan varios litros per cápita de ventaja; sin embargo, consumir vino en cantidades moderadas es bueno para la salud y finalmente es una moda que da status y todos quieren ser parte de este movimiento. Por lo anteriormente expuesto, el mercado latinoamericano se ha convertido en un nuevo foco importante para nuestras acciones. Es un público que aún consume muy poco, se habla incluso de copas per cápita anuales en algunos mercados, lejos de los 50 litros por persona que se dice consumen en Francia. Este escenario nos habla de un mercado al que hay que capacitar y orientar en lo que es el consumo, las variedades, el maridaje con su comida tradicional, etc. Sin embargo, en estos destinos el desarrollo va rapidísimo, hay profesionales que se han especializado en el tema y que pueden dar cátedras de gran altura sin verse aminorados por homólogos de mercados supuestamente más desarrollados.
Acabo de regresar hace ya varios días de Venezuela y quedé maravillada por la gran afluencia de público a nuestro evento de Quinta Esmeralda, gente conocedora y aficionada al vino, pero todos con mucha curiosidad de aprender o profundizar sus conocimientos sobre nuestra oferta. Mi recorrido por las tiendas fue una grata sorpresa: cuentan con profesionales muy capacitados en los productos, la guarda y el servicio del vino, con una atención de lujo y eso sin mencionar la gran oferta con la que cuentan; vinos de una gran cantidad de orígenes y con rangos de precios desde los más económicos hasta los de alto lujo.
Hago punto aparte para el gran desarrollo de las redes sociales, fue un honor compartir con profesionales que han hecho de sus artículos en blogs o sus 140 caracteres de Twitter una plataforma de difusión interesantísima para dar a conocer las bondades de este producto.
Sin más que decir, sino reiterar que me encanta trabajar con Latinoamérica, me despido hasta la próxima.
¡Salud!
Paola Vásquez
Coordinadora Nacional de Vinos
Prochile - Chile
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