O por lo menos son deliciosos los que ya destapé (y digo destapar porque vienen sin corcho ni tapón sintético, usan tapa rosca): un Ibáñez, del Penedés y elaborado con Tempranillo y Garnacha en modo rosé; y un Marinos, de Familia Oliveda, creado con las muy catalanas Macabeo, Xarel-lo y Parellada, también rosado. Es decir, el de aguja es vino, porque proviene de la uva. Ningún otro tipo de bebida, de papa, de arroz, de café, de mortiño, puede llamarse vino. Una mejor definición para estos últimos sería bebida espirituosa.
Agujas he destapado dos y resultaron fabulosas. Mi única duda: el precio
¿Qué esperar de un aguja? Un leve picantico atrás en la lengua, no como el del ají, más cercano al cosquilleo producto del gas carbónico que contiene. De allí deriva su nombre. También podemos esperar que nos refresque, así, bebido como aperitivo, solo, o que nos resalte los sabores en platos con mariscos, ensaladas, quesos y postres.
Una clave en los vinos de aguja: sírvalos a 7 grados centígrados. De otro modo será un desperdicio.
Me gustaron estos dos y tengo copa abierta para un momento con una tercera botella. La única duda que me queda es su costo, que como olfato, gusto y vista, también hace parte del mundo del vino.
Destapen uno y me cuentan por favor…
Agregarle fresas y una rodaja de limón al vino no es sacrilegio
Dudar, cuestionar, criticar ¿o mejor comprobar? En el vino vale la pena
1. El atrevimiento es responsabilidad del sommelier peruano JoséBracamonte y al fin de cuentas resultó divertido, refrescante: una fresa fresca recién cortada en julianas va a la copa, luego un vinodeaguja español rosado, servido a 7 grados, rematados con una rodaja de limón y listo, a disfrutar.
2. Mis primeras ideas se resumieron en un “cómo se le ocurre”. Es un aguja, mezcla de Tempranillo y Garnacha, de lo bueno que producen los campos españoles, así que con descorchar es suficiente para esperar alta calidad.
3. Pero la mezcla en la copa le da la razón a Bracamonte. Sí, la presencia del limón se roba todos los aromas del vino, pero vale la pena. “Uno puede leer de todo, pero probando es que se aprende”, dice.
¡Hasta la próxima!
Juan Felipe Quintero
Periodista de Vinos
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