Cuando pienso en recuerdos culinarios, siempre vienen a mí las tardes cuando mi Papá traía a la casa unos Golfeados recién sacados del horno, suaves, melosos, con aroma a papelón (de verdad…), anís y queso rallado derretido encima. Recuerdo además un par de veces que andaba con mi padre, a eso de las 4pm, y llegábamos a una panadería que quedaba bastante retirada en comparación con las más de 10 que estaban a menos de 1 kilómetro de mi casa en Acarigua. Ahora, pensando en las razones por las cuales mi Papá prefería ir más lejos por unos “golfeados”, presumo que eran los atributos de calidad de esos deliciosos panes que motivaban su preferencia y lo hacían recorrer más distancia, por la satisfacción de comer unos golfeados recién horneados con leche fría.
Ya en bachillerato, me hice adicto a una Chicha de arroz, que todas las mañanas disfrutaba al frente del Liceo durante los recesos. Era una Chicha con un sabor a arroz cocido, fluida, con mínimas cantidades de especias (vainilla, canela o clavo), muy refrescante ¡Una delicia! Incluso después de más de 20 años, la sigo buscando…
La Ruta del Buen Café pretende convertirse en una de esas referencias. Ya hace un año de cuando comenzamos, en la ciudad de Mérida, un primer ejercicio de promoción creando la Ruta del Buen Café de Mérida, para comenzar a invitar a los merideños y visitantes (turistas) a vivir la experiencia de un “Buen Café”. Un Buen Café, no es sólo un guayoyo azucarado, ni un expresso al estilo italiano, ni mucho menos un capuchino con saborizantes, o los tradicionales con Leche o Marrón con “espuma cremosa”. Un Buen Café, debe ser un café que permita comprobar su calidad.
La primera prueba es que debe liberar su fragancia agradable (notas achocolatadas, vainilla y frutales) al molerlo ¡Nunca debe estar quemado!. Al infusionarlo con el agua también expresará su buen aroma (caramelo, cítricos, especies). Al probarlo, además de su textura cremosa (si es con leche), sedosa (si es expresso), o densa (si es guayoyo), se saboreará una bebida balanceada: dulce, ácida y amarga. Finalmente, la última prueba será el sabor residual que deja en el paladar y la sensación de placer que, sin notarlo a veces, nos brinda la cafeína y todos sus compuestos que inducen al cerebro a producir dopaminas, serotoninas y hasta posiblemente endorfinas, estimulantes del buen humor y placer en nuestro organismo.
Con la Ruta del Buen Café queremos mostrarle el venezolano que todavía producimos cafés de alta calidad, y que no hace falta creer que otros países, con sus afamadas marcas, son mejores que lo nuestro. Esperamos brindar y recrear esos momentos familiares cuando salíamos con nuestros papás o mamás a buscar aquel pan dulce, golosina o helado; que además de darnos un momento en familia, nos permita disfrutar y celebrar con nuestros productos de recetas tradicionales, respetando la integridad de los ingredientes y sin imitar modelos foráneos. Ya en Mérida, además de un Buen Café, los propios y visitantes, pueden degustar (antes, durante o después) de pastelitos merideños, desayunos criollos, tortas caseras, panes, pastelería francesa, almuerzos, carnes de primera y hasta bebidas alcohólicas a base de café.
Para febrero comenzaremos a desarrollar esta experiencia de mercadeo en Caracas (Altamira, La Candelaria y Las Mercedes), comenzaremos con cuatro o cinco establecimientos que se han interesado –y hasta convencido- en no solo ofrecer un café de alta calidad, sino también de apostar por la fidelización de su clientela, el incremento de su facturación, y la categorización de sus locales como sitios donde se vivirá una experiencia sensorial especial junto con sus recetas dulces y saladas...
Rubén Alí Gozaine
Cafeológo
rubnal@yahoo.com
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