Ahora, leamos este dato solo para recordar: está formado principalmente por ácido aspártico, junto con fenilalanina y metanol.
Fue descubierto, como siempre por casualidad, en 1965 mientras un químico buscaba una solución antiulcerosa. Una década más tarde fue aprobado su uso como edulcorante y solo basto un mes para que la FDA revocara la autorización. Recién a inicios de los 80´s fue permisado nuevamente para ser adicionado en productos secos y en bebidas gaseosas.
Entre los síntomas debidos al aspartame se han propuesto: jaquecas, mareos, nauseas, espasmos musculares, depresión, fatiga, problemas sensoriales, perdida de memoria y dolores musculares, aunque: ¡no se alarmen!, estos malestares siempre han sido referidos en forma anecdótica.
El uso más difundido de este edulcorante, como la gran mayoría de los otros edulcorantes que se encuentran en el mercado, está destinado a los productos dietéticos o bajos en calorías y numerosos estudios han demostrado que al ser consumido en estas bajas cantidades resulta ser inocuo para el cuerpo humano.
En el artículo anterior también mencionamos el hecho de que el uso del aspartamo está contraindicado en aquellas personas (1 entre 16000) que padecen de fenilcetoenuria, la cual es una enfermedad donde no se metaboliza la fenilalanina y se elevan sus niveles en el cerebro lo que se ve agravado en casos de ingestión crónica, por ejemplo, tomarse varios vasos o latas de refrescos light o bebidas dietéticas al día.
Ahora, lo que sí podría ser un pequeño inconveniente de este edulcorante es el hecho de contener metanol. Los sobrecitos de aspartamo indican que “al ser calentado puede perder su poder edulcorante” y es por el metanol, esto es cierto y se ve rápidamente reflejado si probamos usarlo como ingrediente para hacer un postre horneado, el cual resulta todo un desastre, pero también es cierto el hecho de que puede liberar metanol en muy bajas cantidades. Los defensores del aspartamo contraatacan diciendo que los jugos de frutas y bebidas alcohólicas contienen aun mas metanol del que se puede consumir de una bebida dietética, pero hay que recordar que en este caso el metanol viene acompañado de otro alcohol, el etanol.
Personalmente no le veo ningún problema a la ingesta del aspartamo, es un edulcorante económico, ayuda a disminuir las calorías provenientes del azúcar refinado y es de libre comercialización. Si no padeces de fenilcetoenuria es porque puedes metabolizar y eliminar el exceso de fenialanina sin problemas y así mismo consumir productos que contienen aspartamo sin problema alguno.
Como consumidora puedo decir que esta bajo entera responsabilidad y gusto del consumidor ya que es una decisión individual y por si mismo se puede que decidir si se asume en algunos casos un riesgo muy remoto como contrapartida de las ventajas que le reporta el uso de determinados productos, ventajas que en este caso serían la reducción de las calorías ingeridas sin renunciar a determinados alimentos o sabores dulces. También deben tenerse en cuenta los efectos beneficiosos sobre el organismo de la limitación de la ingesta calórica, especialmente en la prevención de los trastornos cardiovasculares y de ciertos procesos tumorales. Aunque el efecto preventivo se produce fundamentalmente con la reducción del contenido de la grasa de la dieta, también puede contribuir la reducción del contenido energético global, y en este caso los edulcorantes artificiales serían una cierta ayuda y ya de esto hemos hablado por un buen rato.
Nos leemos pronto!.
Georjay Romero.
MSc. Ciencias de Alimentos
gastroartegerencial.com
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