Cada botella de vino encierra, además de una preciada bebida, un origen: la geografía que vio nacer las uvas que le dieron vida y una cultura que se expresa en la forma en que se elabora el vino en un lugar determinado. Los vinos son, en definitiva, la expresión de una región del mundo, de un país, de un terroir.
Cada botella de vino encierra, además de una preciada bebida, un origen: la geografía que vio nacer las uvas que le dieron vida y una cultura que se expresa en la forma en que se elabora el vino en un lugar determinado. Los vinos son, en definitiva, la expresión de una región del mundo, de un país, de un terroir.
De ahí que el conocedor, el aficionado y todo aquel que tenga inquietudes por conocer vinos del mundo, quiera en algún momento probar los de otras latitudes y longitudes.
La elegancia de un tinto de Burdeos, la fineza de un Pinot de la Borgoña, el señorío de un Ribera del Duero, la impronta frutal de un Carmènere chileno, la explosión de verdes y pomelo en un Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda y el recuerdo indeleble que deja un Tokaj de Hungría, merecen ser disfrutados.
En Argentina se dan buenos y grandes vinos. Será por eso, será por encontrarnos en el extremo del continente, o por falta de acuerdos comerciales que no tenemos al alcance tantos vinos importados como encontramos en otros países, en lugares tan masivos como las góndolas de los supermercados.
Afortunadamente hay quienes en nuestro país se dedican a la importación de vinos de Francia, Italia, España, Portugal por citar algunos países del Viejo Mundo vitivinícola, como también de Estados Unidos, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda del bando del Nuevo Mundo.
Tonel Privado, Grand Cru, Ligier, Seven Spirits y La Cava Escondida, son algunas de las vinotecas -algunas de ellas virtuales- donde se pueden conseguir vinos del mundo.
La restricción en las importaciones que dispuso el Gobierno, afortunadamente, por ahora, no afectaron la presencia de etiquetas extranjeras. Como a la hora de importar el tipo de cambio utilizado es el oficial, los precios se mantienen y algunas vinotecas han visto mejorar las ventas de etiquetas importadas.
Puestos a escoger vinos importados, sublimes o de consumo cotidiano, hay que tener en cuenta el precio y el paladar del consumidor, además de la ocasión en que se piense tomar.
¿Qué, dónde y cuánto?
Si hablamos de Champagne, hablamos de una bebida que debe ser importada sí o sí. No hay de otra.
El Champagne, el espumante por excelencia en el mundo, procede de la región que le da nombre a la bebida, está elaborado con variedades específicas y tiene Denominación de Origen. Es de esa zona o no se lo puede llamar Champagne.
El resto: excelentes, buenos o regulares son espumantes pero no champagne.
El Dom Pérignon 2002, un clásico archi-consagrado, se consigue a $1.200. Color amarillo pálido, con notas de almendras y pomelo, brioche y toques ligeramente tostados. De textura suave, tiene gran persistencia en boca y marcada acidez. Por un tercio de ese valor, otro exponente de Champagne que nunca falla es el Veuve Cliquot Yellow Label Brut ($365).
En cuanto a tintos, las etiquetas más demandadas suelen ser las de vinos de Burdeos. Sus vinos están hechos a base de Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdot, aunque las etiquetas (como suele ocurrir en el Viejo Mundo) rara vez aclaran qué variedades se utilizan en el corte. Se sabe que a tal región corresponden tales cepas. Hay rango de precios para todos los gustos.
El Château Du Tertre 2003 ($644), procedente de Margaux, Burdeos está compuesto por Cabernet Sauvignon 45%, Merlot 22%, Cabernet Franc 20%, Petit Verdot 13%. De color púrpura, con notas a mermelada de cerezas, regaliz y leves toques ahumados. En boca, de cuerpo medio y textura sedosa.
Si bien hay vinos de menor precio también los hay de los que desbalancean nuestra cuenta bancaria. También pueden encontrarse vinos como Château Margaux 2005, levemente por debajo de $ 20.000. Se trata de uno de los top five de Burdeos.
Del llamado nuevo mundo vitivinícola encontramos excelentes blancos en Nueva Zelanda. El Spy Valley Savignon Blanc 2011 ($ 98), de la región de Marlbourough, es un ejemplar de alto impacto, con notas verdes y cítricas bien marcadas. Un vino fresco para beber ya.
A la hora de elegir un vino de postre no dudemos en optar por un Tokaj, procedente de Hungría. El Tokaj Aszu Oremus ($354 la botella de 500 cc.) está elaborado a base de uvas botritizadas, lográndose uno de los vinos dulces más nobles del mundo, en el que la gran cantidad de azúcar que contiene se compensa con una importante acidez que le da nervio a la bebida y hace que nunca llega a ser empalagosa.
Es el vino por el cual el zar Pedro el Grande de Rusia mandó a las legiones de cosacos a que vigilaran las bodegas de Tokaj y los caminos por los que se transportaba este vino hasta San Petersburgo para que fuera servido a la mesa de Catalina la Grande.
En el mundo del vino cuanto más probamos, más queremos probar. Las distancias se acortan y tenemos la chance de conocer el mundo a través de una botella.
Por Marcelo Antin (*)
Sommelier AAS, periodista
marceloantin@gmail.com
Fuente: Iprofesional.com
1 comentario :
Hola, alguien puede decirme cual es el país que tiene los emjroes vino o que los demás se dediquen a la Importación vino de alli? Gracias
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