El Gourmet Urbano: Cambian vida de violencia por pasteles y postres en Metepec por Teresa Montaño

miércoles, 17 de octubre de 2012

Cambian vida de violencia por pasteles y postres en Metepec por Teresa Montaño

Cambiar golpes e insultos, por hacer pasteles y postres, parecería una locura, pero es una de las nuevas terapias que ha introducido con éxito la Fundación Tamara AC, que opera en Metepec y que desde hace una década se dedica a atender mujeres violentadas.

 

Xochitl Valencia, izquierda, afirma que la clave para la cura de la violencia est en el espritu y fuerza de las vctimas. (Foto: TERESA MONTAO EL UNIVERSAL )

Xochitl Valencia Torres, directora de capacitación laboral del organismo, aseguró que en este nuevo proyecto la fundación comenzó a recibir respaldo financiero del gobierno federal; sin embargo, advierte que la clave para la “cura de la violencia” está en el espíritu y fuerza de las víctimas, más allá de cualquier tipo de terapia que se aplique.
Con una sonrisa radiante y luciendo su viejo mandil de “maestra repostera”, esta profesora y sobreviviente de la violencia admite que el camino hacia la recuperación de la dignidad por parte de una mujer sometida y violentada sistemáticamente no es para nada fácil, ya que alrededor de 40% de las víctimas que llegan desesperadas en busca de ayuda finalmente se vencen y reinciden en la violencia.
 
Regresan a sus “hogares” y al lado del agresor, pero curiosamente “luego de una probadita de libertad y alegría aquí, al menos la mitad de esas que se van, regresan y terminan generalmente su proceso”.
 
Por eso dice que son cerca de 80% las que tarde que temprano vuelven y renuncian a la violencia.
 
La terapia de pasteles ha tenido tanto éxito en la fundación que se han comenzado a dar cursos en salones repletos de 30 ó 40 personas, muchas adolescentes y muchas hijas, madres o incluso abuelas que llegan hartas de los golpes y están decididas a darle un giro a su vida”.
 
El propio proceso que va desde anotar una receta, aprender conceptos básicos en pastelería como “mezclar”, “incorporar”, “hornear” o “batir” les permiten desprenderse poco a poco de su problemática y al mismo tiempo introducirse en nuevos espacios, incluso psicológicos.
 
El intercambio de experiencias con otras mujeres violentadas y con aquellas más avanzadas en su recuperación, las despegan al proceso de reconstruirse y empezar de nuevo.
 
Las víctimas aprenden a confeccionar tartas, pays, panques y hasta a iniciar su propio negocio, calcular precios y evaluar oportunidades de mercado. Todo un mundo nuevo.

Fuente: eluniversal.com.mx


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