Una casa para japoneses locos por el vino por Anabel Vázquez

A los japoneses hay que quererlos, o encerrarlos en un laboratorio para estudiarlos, o ambas cosas. Me conformo con visitarlos de vez en cuando y leer con la boca abierta todo lo que se les ocurre.


 
Porque se les ocurren cosas como ésta: están construyendo en Tokio un edificio solo para amantes del vino. En la ciudad hay bastante más amor al vino de lo que parece; ya atisbamos algo hace años, en el ‘Mapa de los Sonidos de Tokio’ de Isabel Coixet. También hay muy poco espacio para todo. En este marco nace el Shibuya Shinsen Wine Apartment Project, el nombre de esta torre de apartamentos para enófilos que tiene como consultor a uno de los sumiller estrella del país, Ishida Hiroshi.
Está en construcción, en el barrio de Shibuya y se terminará en septiembre de 2013; la ha diseñado Keiji Ashizawa, el clásico estudio de arquitectos japo que proyecta casas deseables y austeras en las que nunca viviremos. Tiene diez plantas y dieciocho apartamentos de unos 40 metros cuadrados cada uno. Hasta aquí todo normal. Empezamos con las ventajas para enópatas.
 
El edificio tendrá un bar de vinos y un bistró. Esto sigue siendo más o menos normal. Pero aquí empieza el delirio. El sótano acogerá una bodega con capacidad para 10.000 botellas para uso de los vecinos. El edificio contará con un sumiller residente que ayudará a servir los vinos correctamente en los apartamentos, a organizar catas y cenas. Si los propietarios no quieren comprar decenas de copas Riedel o artilugios relacionados con el vino no importa, el edifico los alquilará. Y todo esto ya no es tan normal.
 
Es fácil justificar este edificio diciendo: “En Tokio también hay cafés solo para tocar gatos o para bebés”. Pero no es tan anecdótica la idea de un edifico para amantes al vino de Tokio. Japón produce vino desde 1877; la mayoría de bodegas están situadas en la prefectura de Yamanashi. Se pueden visitar y hacer las correspondientes rutas de vino, como en cualquier otra parte del mundo. Los vinos de Tamba son de los más populares.
 

Imagen: Kyodo/Cordon Press

 

No he probado nunca un vino japonés pero quiero hacerlo ya. Fuera enocentrismo. Y también visitar, el próximo año, el Shibuya Shinsen Wine Apartment Project y pedirle al sumiller residente una copa de vino de Tamba. Que estoy harta de Borgoñas.

Fuente: revistavanityfair.es

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