así va la canción de mis sabores favoritos de la vida: ¡el amor y los helados! El primero es tan irresistible como el segundo, y el segundo –tal como el primero– es una conquista de sabores. Así que entre irresistibles conquistas, hay que admitir que ambas son cosas que uno ¡no puede dejar pasar ni enfrente de su boca, y mucho menos de su corazón!
Lo que hace de los helados –al menos para mi paladar– una delicia, es su perfecta e irresistible combinación de dulzura y diversión. Lo que hace del amor –al menos para mi corazón– una delicia, es su perfecta e irresistible combinación de sutil dulzura con una entrega total…algo que parece tan frágil –y es que hay que recordar que el amor es único–, más sin embargo es ¡el mejor sabor guardado del mundo!
Ambos son una delicia gourmet. Ambos son genuinos –¡no esperes probar limón si pediste vainilla!...¡No hay mentiras frías en estos asuntos!–. Ambos tienen que ser tomados en serio para disfrutarlos –figurativa y literalmente hablando–. Ambos son cosas simples que se terminan mucho antes de darnos cuenta, pero con el tiempo van dejando un sabor único en la boca y en el corazón de sus comensales que durará por siempre.
Por lo que ante la pregunta ¿el amor es mejor que el helado o el helado es mejor que el amor?...no lo sé es mi respuesta. Pero lo que sí se es que ¡me quedo con los dos! ¡Uno alimentando mi cuerpo y otro alimentando mi corazón, mientras sigo caminando sobre esta delicia llamada vida!...¿Tú qué eliges?
Con amor,
Mariana LJZ.
Fuente: marianaljz.typepad.com
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