La edición 2013 de Wimbledon comienza el 24 de junio y finaliza el 7 de julio. Único. Así es Wimbledon, mucho más que un torneo de tenis. No sólo es el tercer Grand Slam del año, es… Wimbledon. Dos semanas al año convertidas en la instancia ideal para que los ingleses muestren al mundo, y se recuerden a sí mismos, sus tradiciones.
The Championships, como se le conoce, les da la oportunidad de disfrutar del tenis y de regocijarse en una cualidad bien inglesa: refunfuñar, por el clima o por las derrotas locales. Y también sirve para ilusionarse y sufrir. Todo en dos semanas de "verano". Con comillas. Porque el torneo se disputa en medio del particular verano inglés, cargado de lluvia y con un sol que demasiadas veces se resiste a aparecer.
Wimbledon es el torneo más antiguo del mundo. Fue disputado por primera vez en 1877. Y el más famoso: no en vano al establecimiento se lo conoce "La catedral". Y gran parte del aura que envuelve a este torneo, que lo diferencia de otros campeonatos de tenis y eventos deportivos en general, pasa por el histórico respeto a la tradición: esencia por excelencia de Wimbledon.
Visitar Wimbledon e irse sin comer fresas con crema es (casi) una herejía.
La leyenda indica que el rey Jorge V, coronado en 1911, las introdujo en el torneo. Pero en realidad se remonta a los inicios del torneo.
Al disputarse en el verano inglés, coincide con la llegada de las fresas, y se convirtió en el plato de moda.
Pero no se trata de cualquier tipo. La oficial del torneo es la de la variedad Elsanta, cultivada en granjas de Kent, en el sureste de Inglaterra.
Son recogidas el día antes de su venta, llegan a las instalaciones en el suroeste de Londres, a las 5:30 AM para ser inspeccionadas.
A las 10:30, cuando se abre el club, empiezan a venderse.
En dos semanas de torneo se consumen unos 28.000 kilos de fresas. Es decir, 112.000 canastillas.
Fuente: bbc.co.uk
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