El Gourmet Urbano: Seis consejos para darle un twist gourmet a tus quesos favoritos

viernes, 13 de septiembre de 2013

Seis consejos para darle un twist gourmet a tus quesos favoritos

El buen queso no precisa mejoras. Sin embargo, hay trucos e ingredientes sencillos que pueden darle nuevos sabores. Estas son algunas de las recetas que me gustan.

 

Si te gusta el queso con locura lo comes sin siquiera una galleta o una costra de pan. Así y como viene, le hincas el diente y punto. Pero hay unos pequeños trucos para hacer que el mismo queso que te encanta renueve su sabor, refresque su aspecto y vos reavives tu pasión quesera. Son recetas fáciles y gustosas, de unos pocos ingredientes. Anota estas que te paso a continuación y dale un twist de sabor a tu queso favorito.

 

Queso duro con aceto balsámico.

 

Queso duro con aceto balsámico. Los quesos de pasta dura son picantes por naturaleza, ya que para lograr esa consistencia firme y frágil sufren un largo proceso enzimático que les da el picor característico. Sino, prueba con el Trebolgiano de ILoLay: un queso exclusivo de la marca y delicioso que, de tan duro, una vez desgranado se funde en el paladar y libera una rica y suave sensación picante. Pero el picor –como en todo- tiene fans y detractores. Para no amilanar a nadie en una picada y darle un touch  gourmet a un queso así, lo mejor es rociar los trozos con un buen aceto balsámico –Casalta tiene uno de Manzana que es un hit para esto- un instante antes de servirlos, cosa de que no se humedezcan pero sí que tengan a flor de piel esa nueva  frescura. Ya verás, el perfume será otro y el picor quedará ajustado a todos los paladares. Pruébalo.

Queso semi duro sumergido en oliva y con romero fresco. Es un viejo truco para saborizar y conservar quesos de pasta semi dura. Para eso, corta en daditos quesos como Fynbo o Maasdam, sumérgelos en oliva extra virgen –tiene que ser uno sabroso y frutal, como Oliovita Changlot- y agrega una ramita de romero, responsable de aportar la frescura. Lo ideal es dejarlo reposar al menos un día antes de consumirlo, pero puedes guardarlo por varios meses siempre que el aceite cubra los quesos. Y lo mejor: puedes comerlo directamente así, a tu antojo, o bien sumarlo a una ensalada de portobellos o de rúcula como un buen detalle.

 

Dip de queso crema con oliva y verdeo. Es la versión fiaca de un dip más elaborado con yogurt ácido, pero bueno, es rico y fácil. Se prepara agregando dos cucharaditas de oliva extra virgen –mejor si es picante, como un Coratina o Arauco- a media taza de queso crema. Acto seguido, le pones pimienta y el tallo verde de una cebolla de verdeo picado bien fino. Queda perfecta para untar tostadas y, eventualmente, rematarlas con una laminita de bondiola.

 

Queso azul con manteca.  A mucha gente no le gusta el queso azul, ya que el sabor de los hongos y su aroma punzante les resulta agresivo. Especialmente si lo que conocen son malos ejemplares –un defecto típico es que sean en extremo salado, lo que no ayuda-. Cualquiera sea el caso, combinando partes iguales de manteca y queso azul se obtiene una pasta cremosa y fundente que es perfecta para darle vida a galletas de agua y grisines. Solía ser una cortesía en los restaurantes allá por los ochenta y hoy puede ser un truco vintage para abrir una mesa en casa.

 

Ricota con miel y nueces. Este es un postre –o merienda, según quien lo vea- típicamente Catalán. Y se prepara fácilmente. Nomás hace falta combinar dos cucharadas de miel con una taza de ricota fresca y granulosa -García es un clásico-, agregarle nueces –también admite pasas de uva y combos de avena como los nuevos de Quaker- y se convierte en una delicia para todas las edades. Calórica, eso sí.

 

Queso brie y aceite a la trufa. El brie, cuando está fresco, es de aromas tenues y definidos por los hongos blancos que lo recubren. En cualquier caso es un queso con identidad. Pero si ese rico sabor de hongos se ve potenciado por el toque sulfuroso de las trufas la combinación es imbatible. Sino, has la prueba con una tostada con tres gotas del aceite –San Giorgio tiene uno muy bueno- y ponle arriba una lámina de queso brie con una pizca de pimienta negra recién molida. Es una película en 3D.

 

Fuente: Planeta Joy

 

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