En el año 2005,. En el año 2005, por motivos personales decido emigrar de Chile, y la primera opción fue Venezuela, por tener una hermana viviendo acá y haber vivido los primeros quince años de mi vida en este país, si bien no fue una decisión fácil, era la más factible. Una de las cosas que me llamó profundamente la atención cuando llegue a este país, fue ver la gran variedad de vinos presentes en el mercado local, pudiéndose encontrar vinos de distintas zonas de Europa y el nuevo mundo a muy buen precio en ese tiempo, algo que cualquier sommelier agradecería; poder ir al supermercado más cercano y encontrar vinos de Hungría, Marruecos, Portugal, Nueva Zelandia, California, Chile, Uruguay, por nombrar algunos, es una ventaja para un profesional que en base a probar vinos distintos va ampliando su memoria gustativa es algo invaluable, y que el consumidor en general agradece al tener una muy buena oferta, tanto en calidad como en precio, lamentablemente esta realidad poco a poco iría cambiando.
Entre 2008 y 2009, el gobierno aplicó una serie de gravámenes a los vinos europeos, con lo cual su precio dejó de ser competitivo frente a los vinos del nuevo mundo (Chile, Argentina, Australia, Uruguay por nombrar algunos). Los precios de vinos españoles, franceses o italianos comenzaron una escalada de precios que no se detendría, situación que determina un cambio en los hábitos de consumo del venezolano tomador de vinos, que no eran muchos en esa época, por cierto, período en el que yo llegue por estos lares. Es importante destacar que el venezolano ha sido históricamente cultor del whisky: de comer con un vaso cargado de dicho licor, algo impensable para nosotros los chilenos. Para ellos era y es algo normal el compartir mesa y comer con un buen escocés.
Con el boom del vino, esto iría cambiando paulatinamente, haciendo que cada vez más venezolanos comieran o cenaran con vino, ya fuese por esnobismo o porque realmente apreciaban este licor. Esto trajo como consecuencia el aumento en el consumo de vinos y con ello la oferta de etiquetas del nuevo mundo, las cuales se beneficiaron de los duros gravámenes que tenían que pagar los vinos europeos, los cuales quedaron en desventaja frente a los competitivos precios de vinos del nuevo mundo.
Si bien los vinos del nuevo mundo siempre estuvieron presentes en el mercado local, el venezolano estaba acostumbrado a los vinos de precio económico de este destino, prelando los más conocidos, aparte de tener una amplia oferta de vinos del viejo mundo a muy buenos precios. El hecho de que estos vinos subieran tanto de precio con los impuestos que debieron pagar, hizo que el consumidor comenzara a buscar en los vinos del nuevo mundo, buscando compensar lo que perdía de tomar en los vinos europeos. Esto trajo por consecuencia que la oferta de etiquetas de Chile y Argentina, por nombrar los dos países con más presencia en el mercado local, se ampliara de forma explosiva.
Realidad actual
El consumidor de vinos empezó a ampliar sus gustos por nuevas cepas, y gracias a un aumento en la disponibilidad de nuevas etiquetas quiso aprender más de vinos, quizás por cultura o esnobismo. Esto realidad benefició el mercado interno de vinos y a los que trabajábamos con tan noble bebida. Un importante segmento de la población de bebedores de whisky cambió la botella de su licor por una botella de vino. Con este cambio significativo, esa población empezó a tomar buenos vinos, ya que aún tenían precios muy competitivos y la relación precio/calidad de los vinos de Chile y Argentina, los cuales se mantuvieron insuperables para los vinos de Europa, lo cual propició el surgimiento de algunas tiendas especializadas en vinos y locales nocturnos con una excelente oferta de vinos. Los restaurantes prestaron más cuidado a sus cartas de vinos y algunos hasta tuvieron el atrevimiento de tener su propio sommelier, aunque para algunos dueños de restaurantes, aún hoy en día, le cuesta entender la importancia que tiene este profesional en la comercialización del vino, ya que sus recomendaciones propician el aumento de las ventas por consumo, y por la importancia que tienen en la selección de vinos para mantener una buena carta y buena conservación de los mismos, pero poco a poco algunos de estos inversores lo han ido entendiendo.
La situación política y económica del país, que se iría agravando con el pasar de los años, terminaría afectando este boom del vino. Fue así que desde aproximadamente septiembre del año 2012 se evidenció la escasez de las divisas oficiales para la importación de vinos, esto sumado a que a principios de este año el gobierno decidió cambiar el sistema de acceso que tenían las compañías importadoras de vinos, por uno que no ha resultado, ha tenido como consecuencia, que hay compañías que tienen más de un año sin recibir dólares oficiales para poder importar vinos.
Dicha realidad ha obligado a algunos importadores cerrar sus empresas de importación trayendo como consecuencia que muchas etiquetas fueron desapareciendo de los anaqueles de los supermercados, reduciendo la amplia oferta de vinos drásticamente.
Los precios de los vinos del nuevo mundo se dispararon en menos de un año en un 250% una locura total. A esta situación le sumamos que muchos dueños de restaurantes siguen calculando el valor del vino en carta como si todo estuviera normal y claramente se vive una situación irregular, lo cual repercute en el consumidor final, quien debe pagar un vino con su valor distorsionado por la alta inflación que afecta el país y la ventaja competitiva que tenían en relación precio/calidad se perdiera, haciendo que el consumidor volviera a los tiempos de los vinos baratos o a simplemente tomarse un refresco o jugo, o simplemente dejar de salir, ya que los costos son muy elevados.
Hoy en día muchas compañías se encuentran planteándose qué hacer con esta delicada situación económica: si seguir adelante o bajar la santa maría, ya que no hay acceso a dólares oficiales, ya que las pocas divisas que están disponibles se están destinando a otros sectores los cuales el estado a dado la condición de “prioritarios”. Es importante destacar que no se puede importar con dólares del mercado paralelo ya que es penado por ley, es decir, hay que jugar con las reglas del gobierno que no benefician en nada el libre mercado.
Esto ha creado un estancamiento del sector del vino; no han ingresado marcas nuevas, han desaparecido etiquetas, los precios de los vinos se han disparado, en pocas palabras, el sector del vino ha involucionado y no se ve ad portas una solución.
A pesar que en el último mes se han adjudicados unos pocos dólares a algunas compañías del sector, esto no suple los requerimientos del mercado y estas navidades pienso que serán más secas y austeras que de costumbre, salud!!!
Por: Francisco J. Marambio. C.
Sommelier Profesional.
¿Quién es Francisco Marambio? Un ciudadano del mundo, viviendo entre Venezuela y Chile, que cultivo su amor por el vino, en un principio por imposición familiar al ser la bebida oficial de las comidas familiares y después por amor propio.
Sommelier profesional desde 2006 cuando me titulo en la Academia de Sommeliers de Venezuela, perteneciente a la Asociación de Sommeliers de Venezuela, que a su vez pertenece a la ASI (Asociación Internacional de Sommeliers) con amplia experiencia en el área de restauración, habiendo trabajado en importantes restaurantes de Caracas y el interior del país, desde hace dos años y medio, a cargo del área de marketing de vinos de una importante compañía importadora y distribuidora de vinos (IALCA) en Venezuela, procurando difundir la cultura del vino a todo el que esté interesado en tan fascinante mundo.
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