Con harina, huevos y aceite, más la ayuda de alguna conserva que tengamos en la cocina, es posible realizar múltiples platos, tanto dulces como salados
Entramos en la cocina, es tarde, no nos ha dado tiempo hacer la compra, abrimos la nevera y... nada. Vamos a la despensa y, aparte de unas conservas poco apetecibles o algunas especias, no hay más. Surge una pregunta con ribetes de acertijo: "¿Qué puedo hacer para comer?".
- Imagen: missy & the universe -
La respuesta puede ser fácil si tenemos tres ingredientes básicos: huevos, harina y aceite. Con estos tres elementos y un poco de ayuda de alguna conserva podremos resolver el problema con bastante dignidad. Y es que con ellos se pueden hacer innumerables recetas: algunas requieren tiempo y reposo, y otras son más sencillas. En el siguiente artículo, reseñamos seis.
Cocinar con tres ingredientes básicos
Algunas veces -por ejemplo, cuando no hemos tenido tiempo de hacer la compra o hemos fallado en la planificación- nuestra cocina puede plantearnos más problemas que soluciones. Sin embargo, hay tres ingredientes básicos (harina, huevos y aceite) que tienen mucho potencial y que, con ayuda de alguna conserva, nos permitirán hacer algo un poco más elaborado que la tortilla francesa o el típico huevo frito de urgencia. Las siguientes recetas son un buen ejemplo de ello.
- Pan casero con huevo. Para hacerlo, nos tomaremos la licencia de utilizar también un poco de levadura de cualquier tipo, como la que nos sobró de la última vez que hicimos un bizcocho, esa que siempre queda en un sobrecito perdido o en una cajita en un rincón de la despensa. Necesitaremos 250g de harina, apenas 5g de levadura, una pizca de sal, un huevo, y 100ml de agua templada. Si no queremos utilizar el huevo, añadiremos 50ml más de agua, tal como se explica en esta receta. Aunque no es difícil de hacer y queda muy rico, es preciso tener el cuenta que su elaboración requiere de paciencia, ya que la masa debe reposar durante un par de horas antes de que la metamos en el horno, y el tiempo de cocción ronda los 40-50 minutos.
- Masa de empanada. La masa para empanadas y empanadillas es muy socorrida, sobre todo si la podemos rellenar con alguna conserva que tengamos, como latas de atún, mejillones, sardinillas en tomate... Bastará desmigarlas y mezclarlas, incluso añadir huevo cocido picado para darle más consistencia y sabor. Si tenemos conservas suficientes, podemos hacer una masa de empanada y, con los recortes que nos sobren, elaborar unas pequeñas empanadillas, rellenarlas igual y congelar para otra ocasión. Para hacer la masa, necesitaremos: 200g de harina, 100ml de agua templada, 10ml de aceite de oliva, 2g de sal y una pizca de levadura (si tenemos, si no, podemos hacerla igual aunque quedará menos esponjosa). La ventaja de esta masa, en comparación con la del pan, es que requiere menos tiempo de reposo (la mitad). Nos quedará más vistosa si pintamos la superficie con huevo batido.
- Pasta fresca casera. Si nos gusta la pasta italiana, existe una receta base que nos permitirá elaborar desde espaguetis y raviolis, hasta lasañas (si tuviéramos con qué rellenarlas). Tan solo necesitaremos 1kg de harina fuerte (que no sea para repostería), siete u ocho huevos (según el tamaño) y un poco de sal. En caso de tener otros ingredientes, como espinacas, tomates o remolacha, podemos variar la composición de la receta y sustituir los huevos por ellos para conseguir pastas de colores.
- Churros. 400g de harina, 500ml de agua, una pizca de sal y un huevo son suficientes para elaborar una rica merienda con una de las recetas populares más tradicionales: los churros. En este caso, como utilizamos huevo, obtendremos un sabor más fino y una textura más crujiente. Para hacerla, basta seguir los pasos de la receta típica, sin olvidarnos de añadir los huevos mientras hacemos la mezcla. También debemos recordar que la fritura de los churros es una parte fundamental de su elaboración, tal como se explica en este artículo, con otros trucos y consejos.
- Profiteroles. Muy parecida a la masa de churros es la de los profiteroles. La principal diferencia es que, en lugar de freírla, se hornea para rellenarla después con nata o con alguna crema pastelera. Para hacerla solo necesitaremos 100ml de agua, 50ml de aceite, 80g de harina, 2 huevos y una pizca de sal. Los profiteroles se pueden elaborar en montoncitos o, también, con forma de palo (más conocidos como "relámpagos"). Durante la cocción no conviene abrir el horno, porque la masa se enfría y no sube. Una vez cocida la pasta, la dejamos enfriar y la abrimos por la mitad. Con la ayuda de una manga pastelera rellenamos cada una de las mitades con lo que tengamos en casa: nata montada, crema de cacao, helado...
- Rosquillas. Los tres ingredientes básicos que hemos elegido aparecen en multitud de recetas de repostería, desde bizcochos y magdalenas hasta galletas. Una de las preparaciones que menos ingredientes necesita es la de las rosquillas, cuyo sabor podemos realzar con un toque de anís o de ralladura de naranja si contamos con ellos. Las típicas rosquillas se preparan con un huevo, 250g de harina, 25ml de aceite de girasol, 25ml de agua y 30g de azúcar (seguro que tenemos en casa). Al igual que en el caso de los churros, necesitaremos bastante aceite para freírlas y un recipiente amplio (mejor una cazuela o cazo, que una sartén).
Si, pese a todo, decidimos hacer una tortilla francesa, existen varias opciones deliciosas. Lo mismo puede decirse del huevo, que nos ofrece múltiples alternativas en la cocina.
Fuente: Eroski Consumer
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