Muchas personas creen que es imposible, aunque en realidad sólo hace falta aprender a diferenciar los sabores
El chocolate y el vino son dos placeres distintos que pueden llegar a armonizar, si tomamos en cuenta algunos detalles para maridar. Un tip fundamental es que el vino debe ser tan dulce o quizá un poco más que el chocolate con el que se combinará, ¿y cómo se calcula eso? El primer paso es diferenciar los sabores del mundo de chocolate, hay cuatro tipos: blancos, con leche, semi amargos y los especiales.
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El chocolate blanco tiene un sabor muy dulce y cuenta con mayor cremosidad. Para resaltar esa textura son ideales los vinos de uva Moscatel, por ser aromáticos y semidulces. Otra opción es combinar con un vino más fuerte en nivel de taninos y graduación alcohólica que provenga de uva Zinfandel.
Un concepto intermedio entre el chocolate blanco y el negro, es el chocolate de leche, y para degustarlo hay tres opciones excelentes: Pinot Noir, Merlot y Oporto.
Por su parte los chocolates oscuros son de dos tipos, los amargos que hacen empatía con tintos robustos y los semi amargos que se disfrutan con tintos ligeros.
Los chocolates especiales son los que incluyen relleno, como avellanas, almendras, coco, menta, por mencionar algunas posibilidades. Para estas potencias dulces, los vinos Oporto y de jerez son los indicados.
Fuente: vidayestilo.terra.com.pe
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