La comida es la parte material de la alimentación, el vino, la parte espiritual.
Las razones para aprender sobre el vino son innumerables. Les puedo dar las que a mi entender son más valiosas:
- Por el placer que nos proporciona.
- Es la bebida de toda buena mesa.
- Nos permite hacer una elección de cuál beber de acuerdo a una multitud de recetas.
- Beberlo en cantidades moderadas es beneficioso para la salud.
- Ninguna otra bebida tiene tantos matices.
- El vino está unido a la felicidad, las sensaciones y el placer de vivir.
- Me dieron una carta de vinos: ¿y ahora cuál elijo?
- El vino es un tema de conversación en nuestras comidas.
Y existen tantos otros motivos, los cuales ustedes irán descubriendo por sí mismos a medida que aprendan más sobre esta noble bebida.
Vendimia
Las uvas se deben recoger (vendimiar) cuando hayan alcanzado el grado de maduración que se requiera, el cual dependerá de la zona, tipo de uva, climatología, y del tipo de vino que se quiera elaborar. El nivel de azúcar en la uva determinará después el grado alcohólico, entre otras cosas. Para obtener vinos dulces, es frecuente dejar que la uva adquiera un grado de azúcar superior al que las levaduras van a poder transformar en alcohol, llegándose en algunos casos a su pasificación.
Maceración carbónica
El color tinto de la piel está en los antocianos, substancia que sólo se disuelve bien en alcohol. Es por esto que si se quiere obtener un vino tinto o rosado es necesario que el hollejo esté en contacto con mosto fermentado. Una alternativa es la maceración carbónica, típica de los rosados y clarete, otra es la vinificación en tinto.
Tras la vendimia se pueden dejar las uvas en depósitos de poca profundidad a fin de que se produzca la maceración carbónica. En este proceso se inicia la fermentación con las uvas todavía en racimos.
Despalillado, estrujado y prensado
Para vinificación en blanco se procede al prensado y filtrado, antes de la fermentación.
Para la vinificación en tinto, se puede proceder al despalillado o no (consistente es separar el raspón del racimo, que contiene excesivos taninos y da lugar a un sabor un tanto astringente), después al estrujado (para romper los granos de uva y en parte el mosto), luego a la fermentación y finalmente al prensado.
El prensado debe hacerse sin que se lleguen a romper las pepitas de las uvas porque transferirían un sabor excesivamente acre.
Fermentación
La fermentación se produce por efecto de las levaduras. Existen muchas especies de levaduras, las del vino pertenecen a varios géneros y especies, principalmente Saccharomyces ellipsoideus,Kloeckera apiculata y Hanseniaspora uvarum. Todas ellas transforman el azúcar del mosto en alcohol y CO2.
En la fermentación de los tintos, los restos sólidos tienden a subir a la superficie impidiendo la correcta ventilación. Por ello es necesario romper de alguna forma esa capa (llamada sombrero), entre las técnicas posibles están el bazuqueo y el remontado.
Crianza
Aparentemente la observación de que los vinos mejoraban con el tiempo se hizo a raíz de su transporte por barco, al llegar a destino tras una larga travesía se observaba que el sabor mejoraba, aunque en esto puede haber algo de leyenda.
Lo cierto es que una vez terminada la fermentación alcohólica puede haber una segunda transformación denominada fermentación maloláctica, producida por bacterias que transforman el ácido málico en ácido láctico (bajando la acidez fija del vino), al tiempo que los polifenoles tienden a polimerizarse entre si disminuyendo su reactividad. Todo esto quiere decir que el vino pierde acidez, y gana en suavidad y aroma.
Adicionalmente se puede envejecer el vino, durante algún tiempo en barricas de madera, habitualmente roble, y de 225 litros. El aporte de aromas de la madera al vino (comúnmente denominados aromas terciarios), le confiere a este unos rasgos más complejos, logrando así un enriquecimiento general. Los períodos de crianza en barrica pueden ir desde los tres meses a un par de años, y raramente más tiempo, al menos en el caso de los vinos tintos.
El proceso de crianza de vinos en barricas de roble y su duración, debe estar acorde a la estructura e intensidad de cada vino en particular antes de la crianza. Esto es necesario de tener en cuenta debido a que en ciertas ocasiones, algunos vinos pueden presentar una estructura e intensidad mas bien débil, que no le permitirá soportar los aportes aromáticos de la madera, perdiendo así su esencia y características propias. En estos casos es mas recomendable reducir el tiempo de crianza para no saturar al vino, y en casos extremos probablemente la mejor opción es no realizar la crianza en barricas.
La crianza por solera, típica de los vinos de Jerez, de Montilla y de Moriles, es diferente. En ella se dispone de una serie de barricas por pisos. Cada año se trasiega una parte del vino de cada solera a la inferior, al tiempo que se extrae otra parte para el consumo y que se repone la diferencia con vino nuevo. De esta forma en cada piso de la solera el vino será “más viejo” aunque no cabe hablar de añadas, ni de edad del vino. De hecho una de las ventajas de este método es la homogeneidad que se consigue. Otra característica de este tipo de vinificación es que en ella se promueve la formación de la flor, que en otros vinos daría lugar a vinos rancios o picados pero que en estos vinos forma parte de su personalidad.
Tras la crianza en barricas el vino se embotella y la evolución del vino continúa en la botella.
Salud y hasta la semana próxima
Fuente: laverdadyucatan.com
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