Cómo enseñar a los pequeños a preparar recetas, reconocer alimentos y escoger técnicas culinarias para aprender a comer bien
La televisión alimenta la curiosidad de los más pequeños. Los platós convertidos en cocinas han conquistado a un público acostumbrado a no preguntarse cómo se logran los resultados culinarios y a ocuparse poco de la cocina. Se presenta así una oportunidad de enseñar lo bueno de la alimentación nutritiva, atractiva y comprometida.
Imagen: woodleywonderworks
Además, la excusa sirve para reciclar recetas y recuperar la sana costumbre de familiarizarse con los alimentos frescos que necesitan elaboración y presumir de conocimientos culinarios. El siguiente artículo pretende fomentar una alimentación saludable desde la infancia. Para ello, a continuación se proponen fórmulas de aprendizaje y recetas con las que fortalecer ese primer interés infantil por la gastronomía y ayudar a perpetuar el idilio para siempre.
Cocinar con niños, imitar a los de la televisión
Con expresiones como buenos hábitos, alimentación saludable y recetas equilibradas en la gatera, vamos a convertir la cocina en cuarto de juegos. Eso sí, hay que ser cuidadoso, ya que los cuchillos cortan, el agua hirviendo quema y un suelo sucio provoca malas caídas. La primera regla del juego es, entonces, la prudencia para evitar un accidente doméstico que puede acabar con el disfrute.
A partir de aquí, la escena replicará al mejor de los programas de la televisión. No hay duda de que en la pequeña pantalla se muestran alimentos de primera categoría, siempre frescos y de temporada: frutas, verduras, legumbres, carnes, pescados, pasta, pollo de corral, huevos, frutos secos... No se ve un solo producto ultracongelado, empaquetado, anacrónico o irreconocible. Lo natural es lo más atractivo y fotogénico. Esto nos sirve para aprender que los alimentos son importantes y que hay que darles nombre, conocer su sitio en la despensa, reconocer su aspecto saludable y manipularlos con cuidado. Aprendemos también que tienen un valor que nos ayudará a ser estupendos chefs.
Pero antes de pasar a la acción, hay dos actos que se repiten en los programas y que no se pueden olvidar: lavarse las manos y colocarse un paño limpio en la cintura. Limpios y dispuestos, ya estamos listos para cocinar.
Aprender a cocinar con sencillez y audacia
Para ser un cocinero de verdad hay que adquirir experiencia de pinche. Al principio, el cometido es añadir los aderezos y las salsas a las ensaladas de verduras, de frutas, de arroz o de pasta. El pinche es el encargado de ensartar los trozos en las brochetas, sean de carne, pescado, mariscos o frutas. También de decorar los postres y las magdalenas. Pero esto es solo el principio. Se intenta lograr que los aprendices sean conscientes del espacio en que se moverán en la cocina, reconozcan los nombres de los ingredientes, las cantidades y el ritmo necesario para culminar una receta y se familiaricen con su nueva tarea. En definitiva, se trata de cocinar como si se estuviera jugando, teniendo muy en cuenta que jugar bien es algo muy serio.
Y un buen día se cambian los papeles, y el pinche es el adulto que le acompaña. De esta forma, el pequeño cocinero adquiere la responsabilidad de organizar los ingredientes antes de empezar, de seleccionar los alimentos, de decidir las cantidades, de tener todo listo: menaje, aceite, sal, alimentos principales y alimentos secundarios. Pero antes hay que decidir la receta. Una fórmula es que el pinche (el adulto) se la vaya dictando en voz alta conforme se elabora, o también se puede tener en un papel o en la tableta. El recetario de EROSKI CONSUMER abre un mundo casero, sencillo, con toques de sofisticación y moderno de miles de platos, y lo pone al alcance de los futuros chefs que tienen la importante misión de seguir cocinando en casa.
Recetas al alcance de los pequeños chefs
Para que la experiencia de convertirse en cocinero sea satisfactoria, coseche halagos y, sobre todo, potencie las ganas de seguir, Peio Gartzia, chef y autor del recetario de EROSKI CONSUMER, aconseja escoger no más de seis platos y especializarse en ellos. De esta manera, el cocinero novel necesitará ayuda al principio, pero después logrará ser autónomo, lo que potenciará su creatividad. Una lista que abarca opciones heterogéneas podría ser la siguiente:
- Macarrones salteados con verduras. Se consigue aunar la pasta, popular en los paladares infantiles, y las verduras, algo menos simpáticas para los niños.
- Lentejas estofadas. El encuentro con las legumbres es muy sustancioso.
- Arroz blanco con pasas. Quien aprende la sencillez de un arroz blanco puede plantearse cualquier reto con este cereal básico.
- Sándwich vegetal con pollo. El mundo del bocadillo hay que dominarlo.
- Redondo de ternera. Hay que enfrentarse a un guiso.
- Filete de bacalao con salsa. El pescado al horno se supone que está controlado, por eso hay que aprender a hacerlo en salsa.
- Bizcocho de yogur. Un postre clásico que no puede faltar en el recetario de un cocinero.
MAITE ZUDAIRE
Fuente: Eroski Consumer
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