San Miguel de Allende es una ciudad pequeña (y Patrimonio Cultural de la Humanidad), coqueta, limpia y colorida, como salida de un cuento de los hermanos Grimm. Pertenece al estado de Guanajuato y lleva apenas tres horas llegar en coche desde el DF, una excusa perfecta para visitarla en fin de semana… Pero lo más sorprendente es su gastronomía, porque allí se come y se bebe bien…
Muy cerquita de la Plaza Principal, en la calle Relox (17) se encuentra Los Milagros, cocina mexicana donde las margaritas y molcajetes (recomiendo el de pollo, arrachera y cecina) son exquisitos y además siempre hay música en directo. Eso sí, su público es eminentemente estadounidense.
Hotel Rosewood (Fotos: María Forcada).
Una original propuesta es la de Mexifran (Zacateros 26), con platos de corte mexicano como la rica sopa azteca con epazote o el chile ancho relleno de queso panela con salsa de huitlacoche y otros de estilo francés como la mítica sopa de cebolla gratinada con emmental, un vegetariano ratatouille o la res bourguignon. El simpático maître italiano forma parte del encanto del local, abierto y decorado en maderas tropicales.
Productos de mar y arroces son la especialidad de El Pescau (Jesús 21), uno de los establecimientos más frecuentados y refrescantes del Centro. Son excelentes su mariscada fría de camarón, pulpo y callo de hacha y el Negrito Iñárritu, una especie de rissotto con camarón, pulpo y tinta de calamar. Los pepitos (arrachera, camarón o salmón ahumado) y tacos de mar (camarón, marlín o pulpo) también son muy recomendables.
El Pescau
¿Podrías imaginar que ibas a comer auténtica cocina de Nueva Orleáns en San Miguel de Allende? Hank´s (Miguel Hidalgo 12) representa una de las propuestas gastronómicas más sabrosas, con especialidades cajún como la jambalaya (arroz, mariscos y salchicha), costillas BBQ o la famosa clam chowder (sopa de almejas espesita y con pan), con buen jazz de fondo.
Para disfrutar de las mejores vistas sobre la ciudad es imprescindible tomar una copa en La Azotea (Umaran 6), a la que llegarás subiendo por las escaleras del restaurante Pueblo Viejo. Claro que si buscas algo más sofisticado, la terraza del hotel Rosewood es ideal… si no hace viento y no te importa pagar un poco más por tu bebida.
¿Necesitas un plan diferente? Escápate a pocos kilómetros y disfruta de un día “entre copas”. A tan solo 35 kilómetros de San Miguel de Allende, en la carretera de Dolores Hidalgo (+52 415 152 6060), la bodega Cuna de Tierra te invita a descubrir cómo se elaboran y catan los nuevos vinos de calidad de México. Si quieres quedarte a comer en la bodega, no tienes más que decirlo, y si vas a finales de agosto, no puedes perderte la Fiesta de la Vendimia.
Cuna de Tierra
Esta bodega ha sido el resultado del empeño de Ramón Vélez, Juan Manchón y Ricardo Vega por elaborar unos vinos con personalidad propia, estructura y ensamblaje perfectos, que ponen de manifiesto la enorme evolución del mundo vinícola en el país. Variedades tintas como la Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Merlot, Syrah o Petite Syrah, entre otras, y la blanca Semillón, se han adaptado sin problema a estas tierras dando a la luz referencias como Cuna de Tierra, Cuna de Tierra Bicentenario, Cuna de Tierra Pago de Vega, Clos la Mar, Torre de Tierra Tempranillo, Torre de Tierra Semillón, Tierra de Ángeles y Ocho Reales. Ignacio Urquiza y Bernardo Quinzaños, responsables del diseño de la bodega en el año 2005, magistralmente integrado en la naturaleza del viñedo, han logrado que el edificio recibiera la medalla de plata en la Primera Bienal de Arquitectura Mexicana.
Dormir en San Miguel de Allende…
Para alojarte puedes optar por un hotel boutique (1,000 pesos noche) como Kuku Ruku, o el hotel San Borja, alquilar una casa si vas con más amigos o pasar una noche de ensueño en los hoteles Matilda y Rosewood (con precios que rondan los 500 dólares estadounidenses por noche).
Vista nocturna desde el hotel Rosewood
María Forcada
Fuente: Forbes.com.mx
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