Un grupo de investigadores descubre los peligros para la salud de cocinar con papel de aluminio.
No cabe duda de que el aluminio se ha convertido en el principal material del que se componen la gran mayoría de los utensilios de cocina en la actualidad, sustituyendo al cobre debido a su bajo coste de producción en masa y a su facilidad de limpieza. No hay nada de malo en utilizar cubiertos, ollas o sartenes de aluminio. El problema surge cuando se coloca papel de aluminio sobre los alimentos (especialmente con los ácidos o los picantes), y se introduce en el horno a altas temperaturas.
El aluminio, en su justa medida
El cuerpo humano es capaz de excretar, después de haber sido ingeridas, pequeñas cantidades de aluminio. Esto quiere decir que una exposición mínima al aluminio no implica riesgo alguno, siendo la ingesta diaria establecida por la OMS de 40 mg por kilogramo de peso corporal. Para una persona de 60 kg, por ejemplo, la ingesta recomendada serían unos 2.400 mg.
No obstante, la mayoría de las personas están expuestas a e ingieren mucho más que la cantidad diaria recomendada. Y es que el aluminio además de estar presente en alimentos como el maíz, el queso, la sal y en muchas especias y hierbas utilizadas para hacer infusiones y tés, también aparece en muchos productos de higiene como antitranspirantes, por lo que la exposición al elemento es normalmente muy elevada.
Un elemento muy presente en la vida cotidiana
Pero, ¿qué peligros supone para la salud humana una sobre-exposición al aluminio? Los científicos aseguran que una ingesta excesiva reduce la tasa de crecimiento de las células cerebrales humanas, y la relacionan con una mayor probabilidad de padecer la enfermedad de Alzheimer, ya que se han encontrado altas concentraciones del elemento en el tejido cerebral de varios pacientes. Al examinar la comunidad de ancianos que padece esta enfermedad, se ha llegado a la conclusión de que el Alzheimer se desarrolla a partir de las condiciones de vida y se asocia con la industrialización de la sociedad, condiciones que incluyen altos niveles de aluminio en la vida cotidiana. Un claro ejemplo es el de las baterías de todo tipo de aparatos tecnológicos que utilizamos a diario.
Teniendo en cuenta todos estos riesgos, es importante controlar la concentración de aluminio utilizado cuando se cocina. Las ollas y otros utensilios de cocina tienden a oxidarse, proporcionando una capa inerte que evita que el aluminio llegue a filtrarse en los alimentos. Para evitar que esta capa llegue a desgastarse, es muy importante conservar una oxidación natural en los utensilios, limpiándolos a conciencia con agua caliente. De hecho, cuanto más mate aparezca una olla o una sartén, mejor protegerá las condiciones del alimento.
Mejor no cocinar con papel de aluminio a altas temperaturas
Pero cocinar los alimentos en papel de aluminio es otra historia; éste, al ser desechable no podrá crear esa capa de protección inerte antes de usarlo. Además, el aluminio es más propenso a filtrarse a temperaturas altas y en alimentos que se encuentran en soluciones ácidas o en líquidos como el limón o el jugo de tomate (agentes agresivos que terminan disolviendo las láminas de aluminio) que en aquellos que contienen alcohol o sal del aluminio.
Como alternativa al papel de aluminio, se recomienda el uso de material de vidrio o porcelana para preparar una comida en el horno. Por otra parte, a la hora de conservar los alimentos en frío, es seguro envolverlos con el papel Albal de toda la vida, siempre y cuando no sea por largos períodos de tiempo.
Lourdes Román
Fuente: Omicrono
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