El Gourmet Urbano: Por qué siempre debes pedir la botella de vino más barata cuando vas a un restaurante

jueves, 10 de noviembre de 2016

Por qué siempre debes pedir la botella de vino más barata cuando vas a un restaurante

Interminables cartas y mucha ignorancia. Ante el dilema de no saber qué caldo elegir, no dudes en fijarte en el precio en vez de en el nombre o en la denominación

Por algún motivo, saber de vinos se ha convertido en una obligación de cara a cualquier reunión que se desarrolle alrededor de una mesa. Ya sea con tu cita en un restaurante o en un encuentro familiar, no tener conocimientos sobre este asunto es toda una lacra, pues al igual que la economía o el deporte, el vino ha pasado a ser un tema sobre el que todo el mundo se siente obligado a demostrar una sabiduría real (cosa excepcional) o simulada (la mayoría de los casos).

¿Tienes dudas ante qué vino elegir? (iStock)


Para los que no somos muy entendidos y reconocemos incluso nuestro analfabetismo vinícola, ese momento en que el camarero vierte una cierta cantidad para efectuar la cata se convierte en un ritual en el que nos sentimos auténticos inadaptados con la consiguiente vergüenza de no saber cómo nos tenemos que comportar: ¿hay que mover la copa?, ¿tenemos que oler el contenido?, ¿hay que beberse todo o hay que dar solo un pequeño sorbo?, ¿y si realmente no nos gusta, aunque se haya descorchado la botella, podemos pedir que nos traigan otro?


A veces los precios del vino se pueden ver incrementados por las opiniones y la influencia de los expertos

Si te sientes identificado con esta situación te queremos ofrecer una regla de oroque te servirá para salir siempre del paso: pide la botella que cueste menos. Si por este motivo tu cita piensa que eres un tacaño, te invitamos a que le envíes este artículo y le demuestres que lo que realmente eres es una persona documentada.

Temibles e interminables cartas


A veces los precios del vino se pueden ver incrementados por las opiniones y la influencia de los expertos. Ante tal situación, el crítico gastronómico Jay Rainer, partidario de seguir la fórmula del vino más barato, invita a no verse intimidado por el interminable elenco de ciertas cartas con botellas cuyos precios pueden ser consecuencia del más puro esnobismo.

Elegir un vino que cueste poco no es de tacaños. (iStock)

Para explicar la ignorancia que se da a veces en este sistema de locales selectos, Rainer expone una experiencia personal en un restaurante de Londres con una estrella Michelin donde una botella puede llegar a costar hasta 3.400 Euros: "Le pedí al camarero si me podía encontrar una botella de Pinot Noir que costase menos de 60 euros, me miró como si fuera chusma. Cuando se fue, lo volví a llamar y le dije 'hay una por 54 Euros, no conoces ni tu propia carta'". Por todo ello, Rainer es claro y propone dejar los vinos caros para su consumo en el hogar.

Vinos locales y desconocidos


Si incluso tienes dudas entre dos opciones económicas, Madeline Puckett y Justin Hammack, autores del libro 'Wine Folly' remarcan la regla suscrita con una frase todavía más extrema: nunca pidas el segundo vino de la carta, pide el que menos cueste.

Dichos autores aseguran que cuando las denominaciones de origen y las variedades son demasiado famosas, la demanda se incrementa y los precios se disparan. Curiosamente estas denominaciones, no son a veces ni las más apasionantes ni las más innovativas. Los vinos de regiones menos conocidas y menos apreciadas tienen por el contrario un gran potencial. Por dicho motivo, si tienes la suerte de que te toque un buen sumiller no pierdas la oportunidad de pedir un vino sobre el que nunca has oído hablar y que seguramente será el más barato de la lista, pues probablemente hay toda una historia detrás de su elaboración.

Elegir un caldo de la zona: una apuesta segura (iStock)

Tendemos, por otra parte, a fijarnos en productos extranjeros en busca de vinos que por el nombre o la proveniencia nos evocan un particular prestigio o exotismo. Ten en consideración que el motivo por el que los vinos importados son más caros tiene a veces mucho que ver con los costes de transporte y distribución y menos con la calidad en sí del producto. Los vinos locales serán siempre más económicos, lo que no implica que puedan ser una magnífica elección, así como una manera de estimular la producción de las bodegas de la zona.

No nos olvidemos tampoco de que si tenemos dudas y no nos fiamos de los consejos del propio restaurante, nos podemos servir de las nuevas tecnologías para consultar, ya sea a través de internet o desde numerosas aplicaciones las opiniones de los expertos, o incluso de meros clientes como nosotros, sobre ese caldo del que no habíamos tenido noticia.

GONZALO DE DIEGO RAMOS

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