Esto no quiere decir que no haya vinos con defecto, siguen existiendo, y un aficionado al vino deberá siempre de identificarlos. Los aromas y sabores que presentará no serán agradables y la experiencia de degustación no será placentera.
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"Un aficionado al vino siempre deberá de distinguir un vino echado a perder".
Es por esto que aquí te cuento acerca de los cuatro defectos más comunes en un vino. Para que cuando los identifiques lo deseches inmediatamente y en su caso reclames a tu proveedor, como te conté en cuándo rechazar un vino en un restaurante.
Un aficionado al vino siempre deberá de distinguir un vino echado a perder.
El vino pasado
El oxígeno es esencial para la maduración del vino, desgraciadamente una exposición exagerada a este hace que el vino se oxide y se eche a perder.
Cuando se presenta este defecto los vinos tintos tomarán un color naranja (tipo ladrillo) y los blancos se pondrán de color café, y habrán perdido todo su brillo. Sus aromas frutales se perderán y ahora presentará olores a manzana oxidada, vinagre o col.
Esto sucede cuando dejamos abierta una botella y la consumimos después de un tiempo. También, con vinos que dejamos envejecer en botella más tiempo del necesario. Un corcho defectuoso que deje entrar el oxigeno más de lo debido a la botella, o una botella mal guardada lo presentarán igualmente.
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El olor a corcho
El TCA (tricloroanisol) es el famosísimo olor a corcho en el vino. Este defecto se percibe solamente en nariz y boca. El vino tendrá un aspecto sano pero, el olor a corcho o cartón mojado estará presente. En boca se percibirá igualmente, dejando un sabor desagradable en el paladar.
Este defecto se genera durante la producción del vino y afecta a lotes enteros, por lo que es probable que si pides otra botella del mismo vino venga igual.
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Olor a corcho
Burbujas en el vino
¿Burbujas en el vino tranquilo (vino no espumoso)? Definitivamente un defecto, y no me refiero a las que se hacen cuando uno lo sirve, sino que parezca vino espumoso. Que un vino tranquilo tenga gas nos indica que algo no está bien. Lo que ocurrió fue una segunda fermentación en botella por error. Es decir, que se embotelló el vino con azúcar y levaduras activas, estas realizaron su labor, generando un poco más de alcohol y gas carbónico. En general este defecto lo deberás de reconocer en la boca, una ligera efervescencia.
En algunos vinos blancos jóvenes se hace a propósito generando mayor frescura. Sin embargo, en los tintos definitivamente no debemos de encontrar burbujas.
Los vinos tranquilos no deben de tener gas. Tenerlo es síntoma de un defecto en el vino.
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El olor a huevo podrido
Definitivamente un aroma muy desagradable, obviamente también está considerado como defecto. Si detectas el olor a huevo podrido en el vino, este está echado a perder sin duda alguna.
Este olor es generado por los sulfitos (SO2) que se agregan a los vinos para su estabilización durante su producción. Al igual que el olor a corcho, este se presentará por lote y no por botella.
El olor a huevo podrido es muy desagradable. Si un vino lo tiene, está echado a perder sin duda alguna.
Hay muchas otros defectos que indican que el vino está echado a perder, pero en general estas son las cuatro causas más comunes. Por lo que siempre debes de estar atento en identificar estos elementos. Recuerda que lo importante es que consientas tus sentidos y disfrutes del vino al máximo.
Alfredo Manzo
Fuente: The Huffington Post - México
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