El Gourmet Urbano: El vino como medicina

miércoles, 31 de mayo de 2017

El vino como medicina

En 1974 el Dr. E. A. Maury se hizo famoso con la publicación de su libro, ”Soignez-vous para le vine” (Cúrese con vino). En los primeros capítulos de este libro se presenta un resumen de las diferentes regiones vinícolas de Francia, así como del contenido de minerales y otras características físico-químicas de cada suelo. Se argumenta que las enfermedades son causadas por la ausencia de algunas sustancias en el organismo y que estas sustancias están contenidas en diferentes vinos cultivados cada uno de ellos en diferentes regiones con composición química específica de suelo. La alegre conclusión general del libro es esencialmente que el vino es la cura universal.

Foto: arpaafasia


La sonrisa que este libro causa es mayor considerando que fue escrito con toda seriedad. Por ejemplo, si usted tiene colesterol, debe beber vinos del Loire o de Côtes de Provence. Si está enfermo de los bronquios, debe buscar una botella de Bordeaux rojo o de Bourgogne. Si tiene cálculos biliares, debe tomar Sancerre o Pouilly. Si está embarazada, no debe olvidar dos vasos de Bordeaux rojo en cada alimento. Si usted padece de angina, un poco de Médoc o de Beaujolais es lo aconsejable. Si está en riesgo de infarto, tome Champagne seco. Si tiene problemas de la vista, un vino rojo ligero de Bordeaux o de Bourgogne, etcétera.

El libro, “French Wine: A History” (Vino Francés: su historia) de Rod Phillips publicado en 2016, contiene un capítulo dedicado al uso del vino como elemento medicinal en la edad media. La teoría de los humores, heredada de la medicina griega y romana y aceptada hasta mediados del siglo XIX, establecía que hay cuatro fluidos principales en el cuerpo, o humores; bilis negra, bilis, flema y sangre. Una persona saludable era una persona en la cual estos cuatro humores están en equilibrio. Si el equilibrio se rompe, la persona enferma. Los métodos de curación estaban basados en la idea de restablecer el equilibrio entre humores. El sangrado de los pacientes era típico para disminuir el exceso de sangre, así como incrementar la temperatura para atacar el exceso de bilis. Se pensaba que había una relación entre los humores y el temperamento de cada persona, Teofrasto y otros elaboraron una relación entre los humores y el carácter de las personas. Así, aquellos individuos con mucha sangre, eran sociables; aquellos con mucha flema, calmados; aquellos con mucha bilis, coléricos; y aquellos con mucha bilis negra, melancólicos. Henri de Mondeville, cirujano del siglo XIV, afirmaba que el vino era la mejor bebida para producir sangre, pues al entrar al cuerpo se transformaba en sangre. El vino caliente se usaba para favorecer la absorción de otras medicinas. Los médicos de esa época usaban diferentes líquidos como aceite, orina, leche y vinagre, pero por mucho, el vino era el preferido.

Es interesante que el interés por este tema no ha disminuido. El pasado 22 de marzo, el British Medical Journal publicó el artículo “Association between clinically recorded alcohol consumption and initial presentation of 12 cardiovascular diseases”, (Relación entre el consumo de alcohol y 12 enfermedades cardiovasculares), escrito por S. Bell el al., (BMJ, 2017; j909 DOI: 10.1136/ bmj.j909). La conclusión más importante de esta investigación es que el beber con moderación está asociado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, esto en comparación con la abstinencia o con el beber en exceso. En Gran Bretaña, beber con moderación se define como beber no más de 14 unidades de alcohol a la semana. Una unidad de alcohol es aproximadamente media pinta (aprox. un cuarto de litro) de cerveza de 3.6% de alcohol por volumen, o, una porción de 25 ml de licor (tequila, whisky, ron, cognac, etc.). Típicamente hay 1.5 unidades de alcohol en una copa de vino (de 125 ml) con 12% de alcohol por volumen. Esto quiere decir que puede tomarse una copa de vino de lunes a viernes y dos copas el sábado y el domingo, con lo cual acumula 13.5 unidades de alcohol a la semana y está dentro del límite de beber con moderación.

Finalmente, el libro “Mon doctor le vin” (Mi doctor, el vino) de Michael Oudyn, contiene la siguiente cita francamente encantadora:

“Si usted bebe Chablis con sus ostiones, nunca enfermará de fiebre tifoidea. Todos los doctores saben esto.“

Esta cita está tomada de una familia parisina que salía de París durante un brote de tifoidea. Al referirse a sus vecinos afirma:

“Esos pobres ignorantes no saben que tomar vino es la mejor forma de prevenir el tifo, en lugar de esto, ellos beben agua”.

 VICENTE ABOITES

Fuente: AM.Com

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