1. Bebe un vaso de agua para saciarte ligeramente y calmar el hambre que suele llevar a excesos con la comida. La temperatura del líquido es importante: mejor si está fría (entre 10º y 15ºC) porque se vacía más tarde del estómago que si se toma templada o caliente.
2. “Tras el agua, comenzar por los alimentos más saciantes y que menos calorías aportan, como los encurtidos, las verduras y las ensaladas”, apunta el doctor Jesús Román, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.
3. Confecciona tu primer plato con verduras y frutas. “Siempre tiene que estar en sus diferentes formatos (ensaladas,
gazpachos, cremas o purés, menestra, salteados...), y la fruta, que no solo debe consumirse de postre o entre horas”, afirma la nutricionista Nuria Cañas Cano.
4. No te olvides de las proteínas en el segundo plato: carne, pescado, huevos. “Hay que evitar fritos, rebozados y empanados; no abusar de salsas, evitar las calorías vacías de azúcares y alcohol; comer despacio y masticar bien”, indica la experta Carmen Escalada.
5. Postre sin bollería o pasteles. Elegir fruta, yogur e infusiones de postre y evitar los productos de bollería y pastelería porque tienen un aporte calórico demasiado alto. En el caso de la bollería industrial, por ejemplo, la mitad del producto es azúcar común o sacarosa.
Fuente: La Razón
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