Con la llegada del verano el consumo de estas variedades de vino se disparan. No obstante, es muy común confundir ambas clases. ¿Cómo podemos diferenciarlas?
En muchas ocasiones, no tenemos nada claro cuáles son las diferencias entre el vino rosado y el clarete. Ambas variedades son muy consumidas con la llegada de las altas temperaturas, ya que se beben frías y, por ello, entran muy bien cuando el calor aprieta. Sin embargo, es muy común confundir unos y otro vinos.
No se sorprenda si no le ofrecen claretes: es una variedad que no está ya legalmente reconocida
La tonalidad es una de las diferencias entre los vinos rosados y claretes [Foto: diariovasco.com] Enología |
De las uvas con las que se elaboran vienen otras dos importantes diferencias: el color y el aroma. Así las cosas, los vinos rosados tienen un tono bastante más oscuro que el de los claretes, que suelen ser asalmonados y pálidos por esa uva blanca. Además, los claretes suelen tener aromas a flores blancas y frutos como el melocotón por la presencia de este tipo de uva también.
Distinta fermentación
La elaboración de ambos tipos de vinos también es muy diferente. Para producir vino clarete, la fermentación parcial se realiza con los hollejos (la piel de la uva), algo que no sucede con los vinos rosados. En el caso de los claretes, además, se combinan procesos de elaboración propios de los vinos tintos, sobre todo en las primeras fases, con otros más característicos de los vinos blancos.
Los vinos rosados, además, se clasifican según su tiempo en bodega y su tiempo de crianza, pudiéndose diferenciar entre joven, crianza, reserva y gran reserva. Este último, habrá estado seis meses en barrica y al menos cuatro años en bodega.
Además, si usted se ha dado cuenta de que hace tiempo que no le ofrecen en bares o restaurantes un vino clarete, no se preocupe, ya que tiene una explicación: legalmente, el vino clarete no existe con esta denominación, sino que se sigue comercializando dentro de otras categorías, normalmente como rosados.
Por último, ambos tipos de vino sí coinciden en que son dos variedades que se toman especialmente frías y cuyos maridajes principales son con arroces, pastas, quesos suaves o algún tipo de verdura.
Fuente: Guía Gastronomika - Diario Vasco
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