No todos los alimentos son aptos para guardar en el congelador, puesto que pueden perder sus propiedades o estropearse
Congelar los alimentos que no vamos a consumir de inmediato es la mejor opción para no desperdiciar comida y evitar que se estropeen. No obstante, no todos los alimentos son aptos para guardar en el congelador, puesto que pueden perder sus propiedades o estropearse. Estos son algunos ejemplos:
- Ensaladas: hay que evitar la congelación de aquellos platos que contengan hojas verdes, puesto que su textura crujiente y su color se perderán y su sabor será completamente distinto, e incluso desagradable.
- Leche: al congelar este alimento, se forman pequeños grumos que impedirá que al descongelarlo vuelva a su estado líquido.
- Vino: congelar una botella de vino hará que esta bebida se eche a perder. Y es que, al pasar a estado sólido, algunos componentes cambian su estructura química, provocando que, al descongelarlo, se formen posos desagradables.
- Pescado cocinado: a no ser que lo conservemos en un envase hermético, el pescado cocido y congelado absorberá la humedad y su textura cambiará, sin posibilidad alguna de ingerirlo.
- Mayonesa: si conservamos esta salsa en el congelador demasiado tiempo, se convertirá en una masa y nunca volverá a su estado original, de forma que no se podrá consumir.
- Patatas: este tubérculo queda dañado al someterlo a congelación, puesto que los cristales de hielo que se forman en su interior dañan su textura y eliminan sus nutrientes alterando, además, su sabor.
- Huevos con cáscara: la congelación provoca la cristalización de la cáscara de este alimento, por lo que lo más probable es que acabe rompiéndose y quedando inutilizado. No obstante, las claras sí se pueden congelar.
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