Los conocidos como insta-foodies —bloggers e instagramers dedicados a documentar con un talento incomparable cada plato de comida que se les posa delante— tienen una habilidad especial para capturar la luz y la textura como nadie, consiguiendo que cualquier plato se vea de lo más apetitoso.
Claves para hacer más apetitosas las fotos de comida. Foto Hotel Barceló Bilbao Nervión
Y para que ahora que estamos de vacaciones, cualquiera de nosotros podamos hacernos la ilusión de pertenecer a este selecto grupo de fotógrafos, el equipo de cocina del hotel Barceló Bilbao Nervión ha querido revelar algunos de los principales secretos para hacer las mejores fotos de comida.
Las fotos de comida
Sin personas, solo comida. El centro de la foto debe ser la comida. Para que una foto se vea mucho más profesional y limpia se debe evitar que aparezcan personas, porque eso distrae la atención y convierte la foto en un retrato. Si no queremos descartar del todo el factor humano, podemos dejar que se vea una mano sosteniendo la comida o el plato.
Con decisión. La gente que va a ver nuestras fotos es igual que nosotros, de modo que si nos apetece un trozo de tarta de chocolate, un desayuno con salchichas y huevo frito o un sencillo perrito, a ellos seguramente también les gustará. Las mejores fotos no son las de platos más elaborados, sino de los más apetecibles.
No existe la foto perfecta. Los insta-foodies saben que la vida diaria es caótica y que un plato de comida perfectamente iluminado y limpio no es real. En su lugar, un helado derritiéndose al sol o un plato con algunos restos de comida pueden ser mucho mejor recibidos en las redes sociales.
Ante la duda, un bol. Está comprobado que las fotos que más nos agradan son aquellas que tienen mucha vida y color, pero además de eso la simetría y la armonía de la composición hacen que una foto bonita se convierta en una foto profesional. Sin embargo, los que no somos fotógrafos profesionales podemos lograr una genial foto foodie usando un bol: sopas, ensaladas, pasta, cereales, frutas…
Jugar con los detalles. Muchas de las mejores fotos de platos tienen algunos detalles que recogen algún tipo de ‘descuido’: sal espolvoreada, algunas migas, los cubiertos apoyados sobre el plato… Todo lo que haga ver que la foto es de un momento real y no de una sesión preparada funciona a nuestro favor.
El plato neutro. Para no robar protagonismo a lo que se quiere presentar, lo mejor es utilizar una vajilla en tonos neutros y sin ninguna ornamentación para evitar perder el foco de atención. El equipo de cocina de Barceló Bilbao Nervión recomienda probar hacer las fotos del plato desde varios ángulos si el plato es llano y, si nada funciona, hacerla totalmente desde arriba.
Evitar los filtros. Muchas veces el exceso de filtros puede hacer que una comida parezca menos atractiva o incluso falsa. Lo mejor es jugar con el contraste, la nitidez, la estructura, los claros y oscuros… y, a ser posible, utilizar la luz natural, porque aporta realismo y drama a las fotografías.
Fuente: Diario de Gastronomía
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