¿Quién no ha probado las patatas bravas de Sergi Arola en un espacio que no era el suyo? ¿O las tortillitas de camarones de Ángel León a cientos de kilómetros de Aponiente?
Ayer se celebró el I Congreso Internacional de Gastronomía y Derecho para, entre otros asuntos, apagar el fuego del plagio en el gremio de los cocineros. Por eso, los asistentes, en este caso juristas, diseñaron una lista de ingredientes para poner en el horno la tan necesaria Ley Integral de Gastronomía que ayude a rellenar el vacío que existe en el sector. Y uno de ellos es la formación de la Asociación Europea de Derecho y Gastronomía. Llegaron a la conclusión de la importancia de la existencia de unos derechos de autor. Es decir, poner en marcha una SGAE gastronómica. Fue una de las ideas lanzadas por Mario Sandoval recordando un caso ya olvidado.
Allá por los 80, Stéphane Guerin y Arturo Pardos, propietarios de la desaparecida La Gastroteca, quisieron sentar precedentes al pagar un dinero a cocineros como Bocuse, Michel Guerard y Pierre Troisgros cada vez que servían una receta de ellos en su restaurante de Chueca. Fueron pioneros en abonar un «copyright». Aquello no se ha vuelto a repetir y es el camino a seguir, según el Presidente de la Federación de Cocineros y Reposteros de España. ¿Qué ha pasado con la ética de los chefs? Porque la elaboración de un plato, debido al proceso de creatividad que conlleva, el estudio de las materias primas y de las técnicas de vanguardia, es similar al de pintar un cuadro o escribir un libro. De ahí que los cocineros exijan proteger la obra culinaria y que sea considerada como una creación artística.
Sin embargo, no todo vale. Para que sea factible, es importante la composición de una comisión de expertos, de integrantes de distintas asociaciones gastronómicas. Una protección que, además, ampare elaboraciones que forman parte de nuestro patrimonio gastronómico, como es el gazpacho y la paella, entre otros, con la idea de que pronto la gastronomía española sea considerada bien de interés cultural. Y, también, para que no se repitan revuelos como el protagonizado por el mediático Jamie Oliver al incluir chorizo en la suya.
Tatiana Ferrandis
Fuente: La Razón
Tatiana Ferrandis
Fuente: La Razón
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