La vía láctea de Theo y Soi
Cada semana, los días miércoles como a las 7:00 am, Theoscar Martineau sale con sus “envases certificados para transportar alimentos”, en busca de leche fresca para hacer quesos.
A veces le acompaña su esposa Soiky, o uno de sus dos hijos Theoscar y Kimberly, porque hay que llevar dos bidones, uno grande de 30 litros y otro más pequeño de 20 litros.
Su punto de partida es Spandau, el lugar donde viven en Berlín y deben pasar 39 estaciones de tren y siete de autobús en un trayecto de dos horas, hasta llegar Rudow. Allí se encuentra la granja Milchhof Mendle, donde adquieren la leche recién ordeñada para entonces emprender el camino de regreso a casa, a donde llegan a horas del mediodía para elaborar los quesos, un proceso que con frecuencia se prolonga hasta altas horas de la noche.
“Claro que nos ven como extraterrestres cuando vamos con los bidones en el tren porque a esa hora el flujo de gente es una locura” – comenta Theoscar – y “nos han llegado a preguntar qué tanta leche puedes tomar como para llevar esa cantidad” remata Soiky.
Theoscar y Soiky hicieron un viaje para un pedido especial y quisieron compartir con nosotros parte de esta travesía que bien podría llamarse la vía láctea de Theo y Soi
El primer queso
Hace un año, los esposos Martineu no tenían idea de que estarían haciendo quesos en Berlín.
Vivian en Guatire donde tenían una empresa de transporte con camiones en los cuales trasladaban mercancía desde los puertos hasta los clientes .Tenían una oficina en Puerto Cabello pero cuando se fueron cerrando todas las importaciones, se quedaron sin trabajo y con la ayuda de un cuñado lograron trasladarse a Alemania para comenzar una nueva vida.
Primero se fue Soiky, con los hijos, a inicios de 2017. Seis meses después partió Theoscar quien antes de abandonar el país realizó varios cursos, entre ellos, uno de elaboración de quesos. Para finales de año ya estaba practicando todo lo aprendido, buscando leche, haciendo pruebas una y otra vez.
“Le salían masacotes que hasta rico le quedaban pero nada que ver la consistencia –comenta Soiky– con el “corazón arrugao y por el bien del negocio, tenía que decírselo”.
Theoscar Martineu comenzó su producción con queso de mano
Los esposos recuerdan aquel día que hubo fiesta en casa porque, tras cuatros meses de ensayo y error, finalmente habían logrado el queso tal y como lo querían.
La celebración fue con arepa y queso, por supuesto.
La primera semana de producción fue “todo un boom”. Produjeron 10 kilos de quesos y tuvieron que ir dos veces a la granja a comprar la leche, esa experiencia les dejo claro que tendrían que reducir su producción si querían continuar con sus clases de alemán en las mañanas.
Por ahora producen cinco kilos a la semana, la mayoría de queso de mano y han ido ampliando su oferta con el queso palmita y próximamente con el guayanés.
El palmita de Theoscar hecho en Berlín
Mirada al futuro
Cuando le preguntamos a los esposos Martineu sobre el futuro , él nos cuenta que para crecer tendrían que mudarse a las afueras de Berlín, que tendrían que comprar una nevera horizontal e ir comprando más utensilios y herramientas para la producción.
Mientras tanto escucha a su esposo, Soiky parece estar ya en ese granja de sus sueños, como si los recuerdos de su infancia cuando viaja a visitar a la familia y veía ordeñar las vacas le reclamaran un lugar en su nueva vida, con ganas de crecer y seguir disfrutando de “esa sensación de felicidad que tiene la gente cuando prueba nuestro queso porque es como estar en su país por un momento”
Contactos: telf. +4915129061398 / soikymartineau@gmail.com
Fotos cortesía de Theoscar y Soiky Martineau
Lourdes Mata @quesosvenezolanos
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