Foto: Megamedia
La razón que aducen los médicos es que el alcohol se transforma en azúcares que dañan al cuerpo. Cuando se bebe, el hígado está tan ocupado disolviendo y metabolizando el alcohol que comienza a liberar mucha glucosa al torrente sanguíneo.
Cada bebida demora entre una hora y una hora y media en ser procesada por el hígado. En ese lapso hay una caída en los niveles de azúcar baja en sangre; si se toman más de dos bebidas se duplica el tiempo en tener azúcares bajos en el cuerpo.
Son posibles soluciones que siempre se tenga algo en el estómago (muchos carbohidratos) y nunca se salte comidas ni las sustituya por alcohol. Es importante que todos los que estén con usted sepan de su enfermedad, aprendan a controlar el azúcar y supervisen que no se exceda en su ingesta.
Los niveles permitidos son 12 onzas de cerveza, que equivalen a 345 ml (una lata chica); cinco onzas de vino tinto, que equivalen a una copa o 147 ml; una onza y media de bebidas destiladas, diluidas en agua mineral y repartidas al menos dos veces a la semana, ya que los destilados tienen mucha más graduación alcohólica que el vino.
El alcohol destilado, como ron, whisky, vodka, ginebra y tequila, tiene muchas calorías y muy pocos nutrientes. El hígado descompone el alcohol y lo convierte en grasas, eso hace que el alcohol haga ganar peso, a razón de siete calorías por gramo. El alcohol destilado tiene la misma densidad que las grasas (9 calorías por gramo) y eso eleva el riesgo de enfermedades cardíacas.
La recomendación es que limite el consumo de alcohol y elija cervezas ligeras o bajas en alcohol y/o calorías y vinos secos en vez de espumantes. Muchas champañas tienen alta cantidad de azúcar, los llamados néctar imperial cuentan hasta con 30 gramos de azúcar por botella, lo cual es “intomable” para una persona que padece de diabetes.
Además de adoptar la cultura del buen comer: tomar al día una copa de vino, de preferencia tinto para cubrir la cuota de minerales polifenoles y vitaminas, y evitar los destilados y los alimentos con mucho dulce.
Hay vinos con bajo contenido de alcohol para que la gente no se quede con las ganas de beber una copa. En las tiendas especializadas podrán hallar estos productos, que hacen la vida de los diabéticos más llevadera.
Es todo por hoy, los espero la próxima semana. ¡A cuidar ese cuerpo con un buen vino! ¡Salud!
José Carlos Palacios Sommelier
Fuente: Diario de Yucatán
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