Una cata de vino en el curso WSET. E.M.
Primer paso, observar el vino. Incline la copa a una cierta distancia, preferiblemente contra un fondo blanco para que los colores destaquen. El color dice mucho del vino, sobre todo en los tintos. Una prueba que puede realizar con sus amigos es comparar el color de un Rioja joven con un Rioja Reserva.
El vino tinto joven tendrá un color rubí intenso en el centro que se volverá más púrpura en el ribete. Este color púrpura es típico de los vinos jóvenes. Sin embargo, un vino Reserva tendrá un color más granate, típico del vino añejo, más maduro. El tiempo cambia el color del vino desde el púrpura a teja pasando por el rubí y granate. Por lo tanto, sin saber nada más sobre los vinos, con su simple observación se puede deducir su edad y, por consiguiente, hacerse una idea de su sabor.
Con los vinos blancos primero hay que comprobar si el vino es claro o brumoso, y si es esto último, a menos de que se trate de un vino sin filtrar, no es un buen vino. La mayoría de los vinos blancos suelen tener un color amarillo limón o pajizo, dorado o ámbar, dependiendo de la variedad de la uva y el estilo del vino. A medida que el vino blanco envejece, adquiere un color más intenso.
Segundo paso, oler el vino. Esta es la parte más importante de la degustación porque el sabor se percibe como un aroma. Agite la copa para liberar los aromas, meta la nariz dentro y aspire profundamente. Para empezar, intente identificar si el vino es afrutado y, de ser así, que frutas le evoca el aroma. Con el tiempo, es mucho más fácil identificar determinados sabores y otras características asociadas con el proceso de elaboración o el envejecimiento del vino. Por ejemplo, un vino envejecido en barricas de roble tendrá aromas de tostados, madera, especias, vainilla y animales.
Tercer paso, probar el vino. Tome un pequeño trago que cubra toda la lengua, aspire un poco de aire mientras sorbe para ayudar a liberar los sabores. Primero identifique si se trata de un vino seco, semiseco o dulce. Luego verifique si el vino tiene un nivel de acidez bajo, medio o alto. Si nota que está salivando mientras gira el vino en su boca, significa que contiene un nivel más alto de acidez.
Si al probar un tinto tiene sensación de astringencia o sequedad, es por los taninos que provienen de las pieles de las uvas. También deberemos matizar el nivel de los taninos, de mayor a menor y si son blandos o duros.
El alcohol produce una sensación de calor, por lo que cuanto mayor sea su nivel, más cálida será la sensación. Los vinos de cuerpo entero, con más estructura suelen tener un mayor nivel de alcohol.
Luego anotamos los sabores particulares, que deberían ser un reflejo de los aromas.
Con suerte, el vino contendrá todos estos elementos en armonía y les habrá ofrecido una agradable experiencia.
Mark O'Neill
DipWSET es fundador de TheWinePlace.es y experto en vinos internacionales.
Fuente: El Mundo
No hay comentarios. :
Publicar un comentario