En diferentes ocasiones ya os hemos hablado de las temperaturas ideales para cada tipo de vino, pero no habíamos profundizado en el por qué o razón de ello.
La razón es sencilla. A menos temperatura aparecen en el vino los aromas frutales de toques cítricos así como aromas florales más frescos, algo que abunda mucho más en las uvas blancas. Cuando vamos subiendo en temperatura aparecen otros matices florales y frutales más maduros que se manifiestan de forma menos elegante en los vinos y que, en muchos casos se unen incluso a mayores toques o niveles de alcohol, algo que es más típico en las uvas tintas.
Los vinos blancos manifiestas de forma mejor los toques florales y frutales, luego al servirlo fríos conseguimos que se potencien más.
Cuando pasamos a los vinos tintos, la presencia de toques menos elegantes, la presencia de la crianza (paso por barrica), dan toques menos elegantes típicos de vinos con más cuerpo. Pierde peso la carga frutal y florar para tomar más presencia los toques especiados, por eso es mejor servirlos a más temperatura que los blancos para poder apreciar sus diferentes aportes de una forma mejor.
Todo ello nos hace eligir por tª bajas para el consumo de vinos blancos, y de ir subiendo la Tª a medida que vamos tomando vinos con mas cuerpo y matices florales y frutales menos presentes como en el caso de los tintos en general.
Vinos con mayor potencia en nariz, como son los blancos (incluso los espumosos) se deben de servir a temperaturas frías e ir subiendo a medida que se van teniendo en frente vinos con más cuerpo).
A modo de resumen (porque hay muchos vinos que por ejemplo piden mínimo de 16º según algunos enólogos):
- Tª de 7/9ºC cavas y champagnes
- Tª de 9/11ºC blancos ligeros, afrutados
- Tª de 11/12 blancos con crianza
- Tª de 12/13 tintos afrutados
- Tª de 13/14 tintos barrica
- Tª de 14/15 tintos de crianza y reservas
Fuente: Recetum
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