Si sigues estos 'tips', la próxima cerveza que saques de tu nevera te sabrá igual de bien que la del bar (o casi)
Cada cerveza, en especial las artesanas, tienen una temperatura de consumo recomendada diferente. Algunas deben tomarse entre los 3 y 5 grados; otras entre los 6 y 8 grados; entre los 8 los 12… Es importante tenerlo en cuenta y, en este sentido, seguir las recomendaciones de cada marca para percibir bien todos los matices de sus distintas cervezas (sabor, notas aromáticas...), que se pierden si se degustan demasiado frías.
Consumir todas las cervezas a la misma temperatura (generalmente demasiado fría)
Nunca en una copa helada
Cada cerveza tiene también una copa más indicada para su degustación. En todo caso, esa copa deberá estar bien limpia, sin el mínimo resto de posibles detergentes, y nunca (¡jamás!) debe estar helada, dado que esto esto perjudica la formación de espuma y altera el color de la cerveza.
Servirla con la copa en posición vertical desde el comienzo
Para una correcta formación de la espuma dejaremos caer lentamente la cerveza en la copa, inclinada unos 45ª. La copa se irá levantando poco a poco, mientras la cerveza sigue cayendo, hasta llegar a la posición vertical. De esta manera, se formará una capa de espuma de unos 3 centímetros. Si la sirves de una sola vez, la cerveza en copa será más transparente, ya que no se remueven demasiado los sedimentos de levadura del fondo de la botella, resultado de su gasificación natural y elaboración artesanal.
No detenerse a contemplar su color y aroma
Estos parámetros también se disfrutan cuando se trata de cervezas de calidad. Pon la copa a contraluz y distingue sus variados matices. Ahora es el momento de acercar la copa a la nariz y percibir los complejos aromas de la cerveza, fruto de las maltas y los lúpulos cuidadosamente seleccionados para su elaboración.
Beberla demasiado rápido, como si fuera agua, para calmar la sed
El primer trago a una cerveza es uno de los mejores momentos así que, dedícale su tiempo. Primero, un pequeño sorbo para limpiar la boca de sabores previos. Luego, observa cómo evolucionan sus matices desde que empiezas a saborearla, con la cerveza fría, hasta que terminas, cuando ya se ha calentado un poco en copa. Por tu paladar irán pasando múltiples notas gustativas, un divertido ejercicio consiste en tratar de identificarlas por separado. Si lo pones en práctica seguro que más de un aroma te sorprende.
Fuente: Hola
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