Si vas a beber vino en un restaurante, primero de todo hay que fijarse en esto
En el mundo de la restauración podemos encontrar auténticos palacios para el vino, o restaurantes que no le prestan atención como sí ello no fuera parte del menú y de la satisfacción final del cliente.
Por fortuna, cada vez más son los restaurantes que se preocupan por ofrecer un buen trato a sus clientes y cuidan el servicio del vino.
De todos modos si vamos a pedir vino en un restaurante, o incluso si no lo vamos a hacer, existen algunas señales que nos indicarán si en ese establecimiento merece la pena pedir vino. A fin de cuentas, en los restaurantes se multiplica el precio de los vinos por dos o tres, por eso no hay que dudar en exigir el máximo disfrute a cada sorbo.
Estas son las seis señales en que debemos fijarnos para saber si en un restaurante debemos pedir vino, o por el contrario es tirar con el dinero:
1. EL GRAN PROFESIONAL DEL VINO.
El sumiller o sommelier es un profesional de la hostelería especializado en vino y su simple presencia ya es motivo para pedir vino. La existencia de sumiller es la principal señal de que en ese restaurante habrá un buen servicio de vinos. Pocos o muy pocos establecimientos cuentan con este tipo de profesionales, por tanto la figura de este experto nos indica que la dirección del restaurante se toma en serio el cuidado y tratamiento de los vinos, así como el servicio de los mismos y la satisfacción de sus clientes.
2. CONOCIMIENTOS DE VINOS.
En algunos establecimientos no existe sumiller, pero en ocasiones encontramos personal que, aunque no formado oficialmente en sumillería, cuenta con muchos conocimientos, así como verdadera pasión y preocupación por los vinos. Se trata de auténticos profesionales formados con años de experiencia y conocimientos adquiridos que ofrecen recomendaciones y conocen las mejores opciones. Basta con mostrar interés por los vinos y hacer dos o tres preguntas sobre los del restaurante para reconocerlos o por el contrario detectar la falta de conocimientos en esta materia. Recordemos al respecto, que pedir consejo es gratis y preguntar es la mejor manera de recabar información acerca del conocimiento en vinos del local.
3. LOS ARMARIOS CLIMATIZADOS O BODEGA PROPIA.
En algunos restaurantes están a simple vista y en otros en estancias independientes, en todo caso constatar la existencia de este tipo de instalaciones es una garantía de calidad para el cliente y demuestra el interés por parte del restaurante hacia los vinos, en especial a lo que se refiere a conservación y mantenimiento de las botellas para su consumo. Por el contrario, tener el vino almacenado por el local, entre las mesas, en armarios comunes, en estanterías o incluso en la barra del bar, es señal de un deficiente cuidado, que llegado el caso puede incluso disuadir de su consumo.
4. DISPONER DE SERVICIO DE VINOS.
Es muy distinto el restaurante en el que te abren la botella y te la dejan en la mesa, de aquel en el que, además de servirte, te ofrecen cubitera, tienen copas de buena calidad y las cambian cuando es preciso, disponen de diferentes formatos de botellas (medias, magnums,...), poseen diferentes tipologías de vinos (generosos, tranquilos, espumosos,...) o incluso te ofrecen la posibilidad de prepararte la botella que no has acabado (y que has pagado) para llevarte a casa.
5. OFRECER VINOS POR COPAS (HAY "PEROS").
Algunos restaurantes con buen criterio ofrecen la posibilidad de sentarse ante el mantel y pedir vino por copas. Ahora bien, hay que juzgar este hecho en su justa medida para valorarlo como positivo. Si el restaurante dispone de bar, es muy probable que se trate de los mismos vinos, aunque ello no suponga en principio nada malo siempre y cuando el local cuide correctamente el vino de acuerdo a lo que ya hemos visto. Por otro lado, el servicio de vinos por copas no será positivo si es la manera que tiene el establecimiento de dar salida a ciertos vinos. Conviene cerciorarse del tipo de vino que se sirve, comprobar si alguien del establecimiento nos puede asesorar sobre el mismo y asegurarse de que la botella está conservada con un buen sistema de cierre (bomba de vacío, por ejemplo) y en un armario climatizado, si no, las copas pueden costarnos muy caras.
6. LA CARTA DE VINOS.
La carta de vinos suele ser un muy buen indicador del interés que el restaurante le presta a los vinos, si nos fijamos en algunos aspectos como, para comenzar, que la tengan. Si la carta de vinos está en la parte final de la carta del restaurante, no es un buen comienzo.
Por otro lado, debemos fijarnos en los "conocimientos" de la carta, a saber, una correcta distribución entre regiones, denominaciones de origen y tipos de vinos, así como los datos relevantes de cada vino (bodega, cosecha, añada, particularidades...). Es muy fácil ver en muchos restaurantes clasificaciones caóticas donde se agrupan vinos por denominaciones de origen y simultáneamente por uvas, e incluso por denominaciones de origen que no existen (como D.O. Verdejo, D.O. Albariño, o D.O. Mencía, por ejemplo). Por otro lado, aunque no siempre es así, en la mayor parte de restaurantes que toman los cuidados de acuerdo a los apartados anteriores, suelen ofrecer cartas de vinos más extensas.
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