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Ya hemos remachado bastantes veces la cuestión de la temperatura ambiente para los vinos tintos, pero una más tampoco viene mal. La temperatura ambiente puede ser cualquier cosa, y si no pregúntenle a un lapón y a un nigeriano. Si nos centramos en la que reina en las viviendas de Francia, esa expresión referida al vino -que allí nació hace un par de siglos- quería decir mucho menos de 20º Celsius, salvo junto a una chimenea, cuando no había calefacción central en las casas. Es decir: también hay que refrescar los tintos, y nada de servirlos a 22º C como en muchas casas.
Pistas a la hora de servir el vino en casa
Para ofrecer unas pistas más completas nos han parecido útiles y generalmente atinados los consejos que la revista Decanter ofrecía hace un par de años para el conjunto de los tipos de vinos, completándolos con algunos importantes en España, como son los vinos generosos tradicionales de Andalucía.
Como verán, en cada categoría se ofrece un abanico al gusto del consumidor, que nosotros hemos apretado en ciertos casos, cuando nos ha parecido que 'Decanter' lo ampliaba en exceso.
Un buen ejemplo, y el más interesante estos días, es el de champán, cava y demás espumosos. Decanter sugiere entre 5 y 10º C, y nosotros preferimos centrarnos en 7-10º C. Eso significa de tres horas y media a cuatro horas en la nevera antes de consumirlos; una cubitera con hielo nos ahorra mucho tiempo, claro.
Blancos ligeros: 6-8°C. Blancos de cuerpo medio: 10-12° C. Blancos potentes o con crianza: 12-14°C. Y sí, solemos tomar los blancos demasiado fríos y los tintos demasiado calientes.
Tintos: ligeros (la mayoría de los jóvenes sin crianza), 12-15º C; vinos más potentes y concentrados, 14-17º C. Una temperatura demasiado baja endurece y da un toque metálico a los vinos tánicos, como los burdeos, los barolos o ciertos riojas, pero una temperatura demasiado alta resalta el alcohol y da pesadez al vino. Y no olvidemos que, una vez en la copa, el vino sube bastante rápidamente de temperatura.
Dulces: por regla general, frescos, de 10 a 12º C, incluidos los tintos dulces de la España mediterránea. Los oportos, si son Vintage, unos 18º C; los criados largo tiempo en madera o tawnies, más frescos: 12º C para los más jóvenes, hasta 16°C para los de 20 o 30 años.
Generosos: finos y manzanillas, a 7-8º C; amontillados, olorosos y palos cortados, en torno a 12-14º C. Dulces (pedro ximénez, moscatel), en torno a los 12º C.
Como nos recuerdan los compañeros de Le Monde, un apunte más, que no es inútil en estas fiestas: mezclar bebidas alcohólicas no es, en sí, más peligroso para la salud que consumir sólo un tipo de ellas. Lo que cuenta es la suma del alcohol ingerido. Y la respuesta es la de siempre: con moderación, por favor.
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