La Escuela de Pastelería Inclusiva Ripa impulsa un proyecto para ayudar a la gente a encontrar un trabajo, mantenerlo y ganar una mejor calidad de vida.
A nadie le amarga un dulce y menos si sirve para "amasar un futuro". Este es el lema de la Escuela de Pastelería Inclusiva Ripa, un proyecto de emprendimiento social que ideó Silvia Cavero, pastelera y educadora social, junto a un funcionario de origen madrileño, Vicente López, para ayudar a la gente a encontrar un trabajo, mantenerlo y ganar una "mejor calidad de vida" gracias a la formación de un oficio.
Fundadores del proyecto de inclusión a través de la pastelería.Javier Cebollada/Efe
Todo empezó en la prisión de Zuera (Zaragoza), donde Cavero imparte cursos de panadería y pastelería desde 2006 como una forma de "encaminar a personas que habían roto con su vida y tienen que volver a empezar", cuenta en una entrevista a Efe, y López trabaja como "maestro de taller".
Le comentaron la idea a Pedro Torres, un joven emprendedor ya involucrado en otras causas sociales, y los tres empezaron a armar la estructura del proyecto.
Esta idea solidaria les ha valido para ganar la VIII edición del Premio Generando Futuro, que les ofrecerá durante un año los servicios y asesoramientos necesarios para el comienzo de su actividad, "el despegue" del proyecto, como señala López.
Por un lado, Cavero se ha criado con su tío pastelero y lleva más de 20 años en un sector que, asegura, "está muriendo" por la falta de formación y el ritmo de vida actual.
Por otro lado, López echa de menos que no exista ningún centro de este tipo en Aragón y propone que Ripa se convierta en un "referente" en la comunidad.
Los tres socios tienen claro que la escuela "inclusiva" estará abierta a "todo el que ame el oficio de la panadería y la pastelería": jóvenes, mayores, parados de larga duración, personas con diversidad funcional…
De esta manera, pretenden paliar unas cifras devastadoras: un 15,8 % de la población en Aragón, unas 200.000 personas, se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social, cifra que aumenta hasta el 26,6 % a nivel nacional, según datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social.
Pero además de acabar con la exclusión social aprender a hacer dulces también puede servir para luchar contra la despoblación, apunta López, porque puede animar a familias a abrir una panadería en un pueblo, que es "lo primero que piden", afirma, cuando se pretende repoblar un lugar; y contra el machismo, pues Cavero ha oído varias veces el "tópico" de que las mujeres "no valen" para panaderas porque se necesita "mucha fuerza".
"No solo enseñamos a hacer pasteles o pan", subraya Cavero, quien también insiste en el papel que desempeñan la Educación Social y la Formación Ocupacional en el proyecto para que los alumnos adquieran unas determinadas competencias que les permitan desarrollar su vida.
Además, la familia de los aprendices intervendrá en algún momento de la formación, explica la pastelera, y se promoverá "la autonomía personal" en un proyecto "integral", afirma López, en el que se enseñará desde cómo manejar una masa hasta cómo vender el producto final.
Pero la receta de esta pastelería inclusiva no solo tiene la formación laboral como ingrediente, sino que también incluye talleres de ocio y tiempo libre, para aprender sobre repostería, y otros dirigidos a escolares, en los que se pretende "aplicar las ciencias a algo tan real como la alimentación", ha señalado Cavero, y explicar por qué sube un bizcocho o descubrir las matemáticas que se esconden detrás de un roscón.
Tras mucha formación y "mover" su proyecto, los tres socios han logrado elaborar un plan de empresa completo, disponer de algunos voluntarios y conseguir un local, vacío por el momento, en la calle zaragozana de Camino del Vado.
Ahora, les falta la maquinaria y todo lo necesario para montar el obrador, por lo que han lanzado un micromecenazgo en la web www.redfina.com en el que los donantes obtendrán recompensas que van desde consumiciones en el local hasta un taller formativo.
Reconocen que les urge ese obrador para empezar a funcionar, por lo que también hacen un llamamiento al sector empresarial para que les ayude a armarlo.
De hacerlo, podrán cumplir con su objetivo de abrir para antes de Semana Santa y, así, "recuperar ese olor a bollería recién hecha".
Pero, ¿por qué una escuela de panadería y pastelería?
Por un lado, Cavero se ha criado con su tío pastelero y lleva más de 20 años en un sector que, asegura, "está muriendo" por la falta de formación y el ritmo de vida actual.
Por otro lado, López echa de menos que no exista ningún centro de este tipo en Aragón y propone que Ripa se convierta en un "referente" en la comunidad.
Los tres socios tienen claro que la escuela "inclusiva" estará abierta a "todo el que ame el oficio de la panadería y la pastelería": jóvenes, mayores, parados de larga duración, personas con diversidad funcional…
De esta manera, pretenden paliar unas cifras devastadoras: un 15,8 % de la población en Aragón, unas 200.000 personas, se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social, cifra que aumenta hasta el 26,6 % a nivel nacional, según datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social.
Pero además de acabar con la exclusión social aprender a hacer dulces también puede servir para luchar contra la despoblación, apunta López, porque puede animar a familias a abrir una panadería en un pueblo, que es "lo primero que piden", afirma, cuando se pretende repoblar un lugar; y contra el machismo, pues Cavero ha oído varias veces el "tópico" de que las mujeres "no valen" para panaderas porque se necesita "mucha fuerza".
"No solo enseñamos a hacer pasteles o pan", subraya Cavero, quien también insiste en el papel que desempeñan la Educación Social y la Formación Ocupacional en el proyecto para que los alumnos adquieran unas determinadas competencias que les permitan desarrollar su vida.
Además, la familia de los aprendices intervendrá en algún momento de la formación, explica la pastelera, y se promoverá "la autonomía personal" en un proyecto "integral", afirma López, en el que se enseñará desde cómo manejar una masa hasta cómo vender el producto final.
Pero la receta de esta pastelería inclusiva no solo tiene la formación laboral como ingrediente, sino que también incluye talleres de ocio y tiempo libre, para aprender sobre repostería, y otros dirigidos a escolares, en los que se pretende "aplicar las ciencias a algo tan real como la alimentación", ha señalado Cavero, y explicar por qué sube un bizcocho o descubrir las matemáticas que se esconden detrás de un roscón.
Tras mucha formación y "mover" su proyecto, los tres socios han logrado elaborar un plan de empresa completo, disponer de algunos voluntarios y conseguir un local, vacío por el momento, en la calle zaragozana de Camino del Vado.
Ahora, les falta la maquinaria y todo lo necesario para montar el obrador, por lo que han lanzado un micromecenazgo en la web www.redfina.com en el que los donantes obtendrán recompensas que van desde consumiciones en el local hasta un taller formativo.
Reconocen que les urge ese obrador para empezar a funcionar, por lo que también hacen un llamamiento al sector empresarial para que les ayude a armarlo.
De hacerlo, podrán cumplir con su objetivo de abrir para antes de Semana Santa y, así, "recuperar ese olor a bollería recién hecha".
Sergio Marín Lafuente
Fuente: Heraldo.es
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