Pues sí, lo del veganismo está superando todas las previsiones, tanto en número de adeptos, como en nuevos productos que se adaptan a su filosofía. La mayoría de los consumidores desconocen que el vino, aunque hecho con uvas, puede haber sido elaborado con productos derivados de animales.
La valenciana Bodegas Enguera elabora algunos vinos aptos para veganos. / LP
Durante el proceso de elaboración del vino, este se filtra a través de ciertas sustancias para que quede brillante y limpio. Este proceso se utiliza para eliminar proteínas, levaduras, nubes, sabores y otras partículas orgánicas. Los materiales derivados de animales utilizados en la producción de vino incluyen derivados de la sangre, proteína de la leche, quitina, que es la fibra de conchas de crustáceos, albúmina de huevo, aceite de pescado, gelatinas animales de diverso tipo... Con todo, también existen otros productos no relacionados con la procedencia animal que pueden hacer el mismo trabajo, como carbono, arcilla de bentonita, piedra caliza, arcilla de caolín, caseína de plantas, gel de sílice y placas vegetales.
Con estas circunstancias, y sabiendo que la demanda de vinos veganos es cada vez mayor, son muchas las bodegas que ya incorporan los cambios en algunas referencias y los comercios especializados que seleccionan algunas de sus rimas y estanterías para ponerlos en valor. Y que nadie se asuste, que en el sabor y aromas del producto final no influye. Esta nueva corriente de consumo va pareja a la profusión de vinos procedentes de agricultura ecológica y a la recuperación de formas tradicionales de producción de vino.
Como siempre, se cumple la máxima que las cosas pasan antes de que la norma actúe, es lógico. Así, en España no existe todavía una normativa o especificación oficial para los vinos veganos. Es de suponer que los productores de vinos que se auto etiquetan como veganos, fabrican sus caldos con honestidad y sin utilizar productos de origen animal, pero la falta de una normativa puede dar pie a que un día aparezca algún fraude.
Actualmente, los productores de vinos veganos certifican sus botellas por medio de organismos independientes, como la Unión Vegetariana Española, que certifica con el sello europeo V-Label, o con asociaciones como The Vegan Society, aunque esta última se suele restringir al mundo anglosajón. Estos sellos certifican únicamente que durante el proceso de fabricación de los vinos no se han utilizado ni partes de animales ni derivados de los mismos.
Cada vez existe una mayor oferta entre los vinos veganos, y algunas bodegas trabajan incluso porque todos sus vinos de calidad puedan lucir en su etiqueta el distintivo de apto para veganos. En la DO Valencia destaca el trabajo de Bodegas Enguera, también a tener en cuenta la labor de las Bodegas Bocopa de la DO Alicante, con su Laudum Roble y Laudum Chardonnay. En la vecina Murcia podemos visitar las prestigiosas Bodegas Juan Gil de Jumilla y, cómo no, los fabulosos Ternario 1 y Ternario 2 de las bodegas almanseñas Venta la Vega, especialmente elaborados por uno de los mejores enólogos del mundo, Raúl Pérez. Si nos da por hacer algo de enoturismo por el norte, la riojana y archiconocida de Marqués de Cáceres también merece una parada vegana.
CHEMA FERRER
Fuente: Las Provincias
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