El Gourmet Urbano: #CAFE| Nueve razones por las que es mejor no tomar un café que no sea recién hecho

martes, 5 de marzo de 2019

#CAFE| Nueve razones por las que es mejor no tomar un café que no sea recién hecho

Sobre gustos no hay nada escrito y a todos nos gusta tomar el café por las mañanas de formas distintas, pero hay temas con los que no se puede dudar. En cuestión de buen café, como en la mejor gastronomía, la máxima frescura es clave. Por eso nunca deberías tomar un café que no sea recién hecho, y las razones son muchas.



El café es un producto delicado

Lo hemos repetido muchas veces: los granos de café son un producto natural delicado y sensible, que se estropea fácilmente si no lo cuidamos bien. Parece que tiene una vida eterna pero la realidad es que pierde propiedades desde el momento en que se tuesta.


Por eso siempre recomendamos comprar café recién tostado en tostaderos de confianza, siempre en grano. Se tiene que moler en el momento justo en el que vamos a preparar el café, porque una vez molido va perdiendo aroma, sabor y frescura. Y, desde luego, hay que degustarlo recién hecho.

Por qué el café recién hecho siempre es mejor



  • En el momento en el que se produce la infusión se desatan todas las notas aromáticas del café, ofreciendo el máximo sabor y todo su potencial justo en ese instante. A medida que pasan los minutos, los matices de sabor se van perdiendo.
  • Cuando más se procesa el café más se diluyen sus características organolépticas. El tiempo transcurrido entre el tostado y la infusión debe ser el menor posible.
  • Solo recién hecho tendremos la crema en su textura perfecta, firme, cremosa y homogénea.
  • Ese irresistible aroma a café recién hecho acompaña a la taza en el mismo momento en el que sale de la cafetera. Si esperamos demasiado, ya no habrá prácticamente aroma.
  • El café demasiado frío no tendrá cuerpo, ni aroma ni verdadero gusto, requiere ser servido a una temperatura ideal para apreciar sus particularidades.
  • Recalentar café rompe completamente el sabor, podría quemarlo y además incrementa los sabores desagradables, incluso podría aumentar el nivel de cafeína, y sabe rancio.
  • Un café recalentado nos pedirá más azúcar y más leche, camuflando más el sabor original y haciendo que sea mucho menos saludable, ya que además pierde sus propiedades antioxidantes.
  • Si se deja el café reposando demasiado tiempo podría absorber olores del ambiente que afectarán negativamente a su percepción gustativa. Las cocinas son son hervidero de aromas que modificarán el sabor.
  • Nada se puede comparar a la potencia aromática de un café recién hecho con granos frescos recién molidos, un placer que además tiene poder revitalizante.

Igual que el buen jamón sabe mejor recién cortado, un café de verdad hay que degustarlo recién hecho.

Liliana Fuchs

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