El Gourmet Urbano: #PANADERIA #ESPAÑA #VENEZUELA | La panadería que regala pan y dignidad

miércoles, 7 de agosto de 2019

#PANADERIA #ESPAÑA #VENEZUELA | La panadería que regala pan y dignidad

Una tienda de la calle Joaquín Costa de Pontevedra deja cada día fuera sus barras sobrantes para que las coja quien las necesite

Erika Medina, con raíces venezolanas, y Carlos Ferreiroa, de Lalín, abrieron hace cinco años una pequeña panadería llamada O Enxebre en la calle Joaquín Costa de Pontevedra. Es un obrador familiar donde ellos lo hacen absolutamente todo. Él se bate el cobre por las noches, amasando y cociendo el pan. Y ella atiende el negocio por el día. En medio, cuidan de sus tres hijos. «Parece difícil, pero con organización se consigue todo», dice Erika.



Saben lo que es echarle horas y más horas al chollo para llegar a fin de mes. No tienen demasiado tiempo de ocio con sus pequeños. Pero se consideran afortunados «porque hay gente que no tiene nada», defiende Erika. Como lo saben, como son conscientes de que hay muchas personas que no tienen un trabajo al que ir ni un pan que llevarse a la boca, nunca dejan de buscar mecanismos para agradecerle a la vida que les deje ir tirando hacia adelante. ¿Qué han hecho? Regalan el pan y los bocatas que cada día les sobran de la venta. Así de simple y de emotivo a la vez.

«Algunos días pueden sobrar ocho o más barras y algunos bocadillos. Lo habitual era dárselos a las gallinas de algún familiar o llevarlos a casa. Y fue a mi marido al que se le ocurrió que podíamos dárselos a las personas que lo necesitasen», cuenta ella. Querían hacerlo de modo digno, de tal forma que nadie tuviese que pasar la vergüenza de pedirles una barra de pan.

Así que decidieron que plantarían un cartel en el escaparate, pidiendo que quien coja los alimentos sea porque de verdad los necesita, y que cada día, al cierre del negocio, sobre las ocho de la tarde, sacarían a la calle -están en una especie de galería- el pan sobrante. Empezaron a hacerlo y se quedaron sorprendidos: «A las pocas horas de ponerlo, cuando llegamos de madrugada para hacer el pan, ya no hay nada. Eso quiere decir que debe hacer falta», dicen.

MARÍA HERMIDA

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