Estos olores no deseados podrías percibirlo en un vino que no está tan bueno.
Para oler utilizamos la nariz y la boca, se podría decir que el paladar está en la nariz ya que las sensaciones percibidas por la nariz (al oler el vino) y por vía retronasal (cuando percibimos el aroma en la boca), según publica Vinetur.
Los aromas no deseados, es decir, los defectos o alteraciones organolépticas que podemos encontrar en una copa de vino, generalmente tapan o modifican la tipicidad de cada vino.
Hay que saber detectarlos primero en nariz porque muchas veces un aroma desagradable será el puntapié inicial para encontrar un sabor poco deseable:
Defectos
1. - Aroma herbáceo. Cuando un vino tiene un aroma la uva o racimo es estrujada, despalillada o prensada.
2.- Brett. Es un aroma con un recuerdo a cierta humedad o suciedad.
3.- Almendras amargas. Es un aroma intenso y hasta punzante producto del contacto del vino con aire.
4.- Corcho. Este aroma despreciable del vino es uno de los más frecuentes. Puede percibirse como moho, corcho mojado, madera enmohecida o papel húmedo.
5.- Pegamento. Producto de la presencia del acetato de etilo, también puede recordarnos a solvente o barniz.
6: huevo podrido. También se puede percibir como olores a cebolla, caucho o queso, que normalmente se denominan aromas reductivos debido a su origen en el azufre.
7.- Manzana. Si la presencia del recuerdo de la manzana no es el que tenemos al cortar el fruto del árbol o al comprarla bien fresca en la frutería, la manzana pasada es un olor inaceptable.
8.- Geranio. Es percibido primero como un olor leve a carne descompuesta y en un estado más avanzado puede llegar a recordarnos a putrefacción.
9.- Vinagre. Aparece en los vinos que quedan mal cerrados o expuestos al oxígeno durante mucho tiempo.
10.- Humedad terrosa. Típico olor proveniente de zonas productoras con mucha lluvia o humedad.
Fuente: Informe 21
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