Un estudio descubre que los relojes biológicos que gobiernan el metabolismo pueden ser alterados al comer a deshoras o en exceso. Comer durante el día y descansar y ayunar por la noche favorecen una buena sincronía.
Las horas a las que realizamos las ingestas, la cantidad de calorías y el tipo de alimentos que tomamos en cada una determinan cómo va a responder el organismo.
Este hallazgo, que se intuía, pero que no se había probado, puede tener muchas implicaciones sobre la planificación de una alimentación saludable o sobre los horarios para administrar determinados medicamentos. El hallazgo es importante para el tratamiento de distintas enfermedades.
Por primera vez, un estudio muestra que el organismo segrega hormonas glucocorticoides como el cortisol, que controlan la glucosa en sangre y los niveles de grasa, de manera diferente durante el día o durante la noche, en estado de ayuno o estando llenos, durante la actividad o el descanso a lo largo de un ciclo de 24 horas.
La investigación realizada con ratones de laboratorio y publicada en Molecular Cell ha mostrado que secretamos más hormonas glucocorticoides durante el día y durante las comidas, y menos por la noche y en ayunas. También existe un ciclo de 24 horas para el almacenamiento o la liberación de azúcar o grasa por el hígado.
Sincronizados con la luz del sol
Cada célula del cuerpo humano está gobernada por un reloj interno que sigue un ciclo de 24 horas, sincronizado con el ciclo de la luz natural a través de la luz del sol y también de los hábitos sociales.
En una persona sana y "bien sincronizada", las glándulas adrenales empiezan a producir por la mañana hormonas glucocorticoides (que se relacionan con la actividad). Esta secreción permite que el cuerpo utilice los ácidos grasos y la glucosa como fuentes de energía para desarrollar las actividades diarias.
Si este ciclo natural se altera, como ocurre en las personas que trabajan de noche y duermen de día, en aquellas que realizan viajes transoceánicos en avión o las que reciben un tratamiento de larga duración con glucocorticoides, se pueden producir profundas alteraciones metabólicas que llevan a la obesidad, diabetes tipo dos o hígado graso.
Los investigadores, liderados por Henriette Uhlenhaut y Fabiana Qualiarini, pertenecientes al Helmholtz Zentrum München y al Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes, utilizaron las tecnologías más avanzadas para analizar cada cuatro horas cómo respondía el hígado de los animales de laboratorio alimentado con una dieta abundante en grasas. Comprobaron que las mencionadas hormonas controlan la actividad rítmica de muchos genes y cuando este control se pierde, los niveles de azúcar y grasa se alteran.
Los científicos observaron también que el organismo de las personas obesas y el de las delgadas responde de manera diferente a la administración de medicamentos esteroideos, algo que hasta ahora no se tenía en cuenta. Estos fármacos, como las cortisonas, son muy utilizados para tratar enfermedades autoinmunes, cáncer o alergias.
"Ahora podemos describir el vínculo entre el estilo de vida, las hormonas y la fisiología a nivel molecular, que sugiere que las personas obesas responden de manera distinta a la secreción hormonal o a los medicamentos corticoides. Estos mecanismos son las bases para el diseño de nuevos enfoques terapéuticos", aseguran los autores del estudio.
Referencia:
Fabiana Quagliarini et al. Cistromic Reprogramming of the Diurnal Glucocorticoid Hormone Response by High-Fat Diet. Molecular Cell.
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