Ambas bebidas tienen beneficios a la salud, especialistas destacan que su consumo debe ser moderado
Algunos estudios han sugerido que el vino tinto, particularmente cuando se bebe con una comida, ofrece más beneficios cardiovasculares que la cerveza u otras bebidas alcohólicas.
Vino tinto ayuda a reducir el colesterol
El vino tinto puede contener varios compuestos además del alcohol que podrían relajar las paredes de los vasos sanguíneos y prevenir la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL, colesterol “malo”), un paso clave inicial en la formación de placa llena de colesterol.
Estas sustancias se llaman polifenoles, incluido un tipo específico llamado flavonoides que imparten el color y el sabor únicos del vino. Los flavonoides se encuentran en otros alimentos vegetales como los arándanos, fresas, manzanas, cebollas, chocolate negro y té.
El vino tinto contiene aproximadamente 10 veces más polifenoles que el vino blanco. Sin embargo, puede haber otros compuestos activos en el vino blanco que ofrecen un efecto cardioprotector.
Aún desalcoholizado, el vino disminuye presión arterial
El vino sin alcohol conserva los polifenoles y sus beneficios. Estudios en personas con factores de riesgo de enfermedad cardíaca encontraron que el vino desalcoholizado ayudó a reducir la resistencia a la insulina y a aumentar los niveles de óxido nítrico, lo que ayuda a relajar los vasos sanguíneos y, por lo tanto, a disminuir la presión arterial.
Cerveza también tiene polifenoles
La cerveza contiene compuestos fenólicos similares al vino tinto pero en cantidades más bajas, como quercetina, epicatequinas y ácido gálico. Alrededor del 70-80% de los polifenoles en la cerveza provienen de la malta de cebada, y otro 20-30% del lúpulo, las flores de la planta de lúpulo.
Recomendaciones
Los estudios sugieren que las cantidades ligeras a moderadas (1-2 bebidas al día para hombres y hasta 1 bebida al día para mujeres) de bebidas alcohólicas están relacionadas con la reducción de la diabetes y el riesgo cardiovascular.
Una o dos porciones diarias de té, café, bayas, cebollas o manzanas proporciona una cantidad mucho mayor de polifenoles que tener un vaso extra de vino tinto.
Además del alcohol, los investigadores consideraron otros factores que pueden influir en el riesgo de diabetes, como el peso, la actividad física, los hábitos de fumar y la dieta.
Fuente: Escuela de Salud Pública de Harvard 1, 2
Vía: La Opinión
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