Este descubrimiento aperturó un nuevo campo de investigación para el control de la obesidad. Esta es una de las tantas razones por la cual los médicos recomiendan beber una copa de vino tinto al día. Porque de esta manera, se logra disminuir hasta un 30% las probabilidades de padecer obesidad. No obstante, debido a que esta bebida tiene distintas variedades, el vino blanco también puede formar parte de una dieta diaria balanceada.
Según Daniela Morado, portavoz de Reviewbox, partiendo de la base de un consumo responsable y moderado, el vino blanco presenta propiedades interesantes y es una de las bebidas alcohólicas con menos cantidad de calorías. "En líneas generales, los vinos tintos suelen tener una mayor graduación alcohólica, por lo tanto, aportan más Kcal. El vino blanco, contiene potasio, magnesio, calcio, fósforo, hierro y manganeso, así como vitaminas del grupo B. Pero además no suele superar las 90 Kcal, cantidad semejante a las de un yogurt. La mayoría de vinos blancos son secos, es decir, de bajo contenido en azúcares residuales (unos 2 gramos por litro), de una media de 70 calorías por copa".
Para calcular las calorías exactas de esta bebida debemos conocer el grado alcohólico del mismo ya que a más alcohol más calorías. Como tal, el consumo de alcohol supone un aporte de "calorías líquidas" que se debe tener en cuenta cuando se mantiene una dieta. En un contexto de consumo moderado del vino blanco, manteniendo una alimentación balanceada y hábitos saludables, disminuye los efectos del estrés crónico, reduce la secreción de las hormonas cortisol e insulina, amortiguando sus efectos sobre el aumento de peso, de grasa corporal, de inflamación y de patologías crónicas.
Sin embargo, pese a sus propiedades y ventajas, el vino tinto tiene mayor demanda. México tiene 6.500 hectáreas de viñedo, repartidas en 216 bodegas, con 1050 distintas etiquetas de vino, de las cuales 75 % son de vino tinto y 25 % de vino blanco. En términos generales, el proceso de elaboración de estos vinos es bastante parecido, pero tienen una serie de variaciones que son cruciales a la hora de obtener un producto final radicalmente distinto. Por ejemplo, el proceso de maceración del vino tinto dura varios días, ya que se encadena con una primera fermentación. Por el contrario, el vino blanco suele tener una proceso "inexistente", o dura tan solo unas horas (entre 12 hrs y 16 hrs).
Fuente: Vinetur
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