Es decir, hay que empezar con los que tienen menos cuerpo: blancos, rosados, jóvenes, y seguir con los crianzas o reservas.
El orden recomendado es:
1. Vinos blancos secos, vinos finos y manzanillas.
2. Vinos rosados, cavas y espumosos.
3. Vinos tintos jóvenes.
4. Vinos de crianza.
5. Vinos de reserva.
6. Vinos de gran reserva.
7. Vinos blancos dulces o semidulces y olorosos.
Ante las numerosas teorías que existen sobre la temperatura idónea para consumir un vino, lo más recomendable es guiarse por el gusto de cada, aunque no está de más conocer algunos supuestos teóricos.
En el caso de los vinos blancos:
2. Vinos rosados, cavas y espumosos.
3. Vinos tintos jóvenes.
4. Vinos de crianza.
5. Vinos de reserva.
6. Vinos de gran reserva.
7. Vinos blancos dulces o semidulces y olorosos.
LA TEMPERATURA ÓPTIMA PARA SERVIRLOS
Ante las numerosas teorías que existen sobre la temperatura idónea para consumir un vino, lo más recomendable es guiarse por el gusto de cada, aunque no está de más conocer algunos supuestos teóricos.
En el caso de los vinos blancos:
- Los espumosos, incluidos el cava y el champagne: entre 6 y 8°C.
- Los vinos blancos secos jóvenes: a unos 10°C.
- Los blancos dulces: a unos 8 °C.
- Los blancos maduros: a 12 °C. 5.
- Los vinos blancos generosos, tipo Fino o Manzanilla: entre 10 y 12 °C.
- Los vinos blancos generosos, tipo olorosos: a unos 17°C.
Para los rosados se recomienda una temperatura de entre 9 y 10 °C.
Respecto a los vinos tintos, cuanto más jóvenes y afrutados sean, más frescos pueden servirse:
- Los vinos del año y los de mesa: a una temperatura fresca, en torno a 9 o 10°C.
- Los jóvenes de buena calidad: entre 12 y 14°C.
- Los tintos maduros: de 16 a 18°C.
Fuente: Vinetur
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