La forma de preparar el café puede reducir o aumentar la salud cardiovascular y las probabilidades de morir de forma prematura.
Los españoles estamos combatiendo el sopor y el entumecimiento de las jornadas bajo confinamiento con litros y litros de café. Es, en principio, un consumo saludable, siempre que se elija bien la materia prima y no se abuse del azúcar para endulzarlo. Pero, ¿y si se me estropea la cafetera o no encuentro los filtros de papel adecuados en las circunstancias de emergencia en la que nos encontramos?
Molinillo artesanal de café. Gtres
Podríamos vernos tentados de sacar nuestro espíritu de superviviente y prepararlo hirviendo los granos molidos: el tradicional 'café de puchero'. Pero no sería una decisión saludable, según un estudio publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology que aborda los distintos tipos de riesgo cardiovascular asociados a los métodos de preparación del café, así como su relación con la longevidad general.
"El café sin filtrar contiene sustancias que incrementan el colesterol en sangre", alerta el profesor Dag S. Thelle de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, uno de los autores del presente trabajo. "Usar un filtro los elimina y reduce el riesgo de sufrir un ataque al corazón, y con ello, hace que las probabilidades de morir de forma prematura sean inferiores".
El café es una de las bebidas más populares en todo el mundo, y el estimulante predilecto para el día a día. Hace tres décadas, el prof. Thelle halló indicios de que su consumo estaba relacionado de algún modo con el aumento del colesterol total -y, concretamente, del colesterol LDL o 'colesterol malo', hasta el punto de que se podía hablar verosímilmente de un "riesgo para la salud".
Los siguientes trabajos identificaron a las 'sustancias culpables' en el café, y también otro hecho relevantes: pueden ser eliminadas mediante el filtro. Una taza de esta bebida sin filtrar, por otra parte, contiene aproximadamente una concentración 30 veces superior de componentes ligados al aumento de los lípidos en sangre.
Según explica el investigador, "nos preguntamos si este efecto sobre el colesterol produciría más ataques al corazón y muertes por enfermedades cardiovasculares. Pero plantear un ensayo aleatorio con bebedores con filtro y sin él no hubiera sido ético, por lo que establecimos un amplio estudio poblacional. Varias décadas después, podemos informar sobre los resultados".
Entre 1985 y 2003, el estudio reclutó una muestra representativa de la población de Noruega: 508.747 ciudadanos de ambos sexos y de una edad comprendida entre los 20 y los 79 años. Todos los participantes completaron cuestionarios sobre la cantidad y el tipo de café consumido, y sobre toda la gama de factores que podrían influir sobre su riesgo cardiovascular: tabaquismo, nivel sociocultural, actividad física, altura, peso, tensión arterial y niveles de colesterol.
Durante los 20 años que se ha prolongado el estudio, un total de 46.341 participantes fallecieron. 12.621 muertes se debieron a problemas cadiovasculares, y de estas, 6.202 se debieron a un ataque al corazón. Como norma general, beber café no se relacionó con un riesgo aumentado: al contrario, tomar café de filtro se relacionó con un 15% menos de probabilidades de morir prematuramente por cualquier causa.
Frente a las personas que no probaban el café, tomarlo filtrado supuso un riesgo un 12% menor de mortalidad cardiovascular para los hombres, y hasta de un 20% menos para las mujeres. El menor índice de muertes se daba entre quienes tomaban entre una y cuatro tazas de café de filtro al día, unas diferencias que se mantenía consistentes una vez cribados el resto de hábitos de riesgo.
Por otro lado, el consumo de café sin filtrar, algo relativamente común en Noruega hasta hace algunos años, sí se relacionó con una mayor mortalidad cardiovascular especialmente entre mayores de 60. "Hemos podido apreciar un cambio de hábitos, con los hombres y mujeres jóvenes pasándose al consumo de café de filtro y reduciendo así la fuerte asociación con problemas de corazón. Pero a las personas de mayor edad les costaría más cambiar de costumbres".
En caso de personas con hipercolesterolemia, advierte Thiel, ni siquiera las cafeteras italianas por infusión ofrecerían un filtrado lo suficientemente depurado como para ser seguro. "Para los demás, bebed café con la conciencia tranquila, pero que sea de filtro".
Fuente: El Español
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