Los griegos la asociaban a la alegría y fiesta, Carlomagno lo cultivó en sus jardines por sus cualidades aromáticas y a partir del siglo XVIII empezó a incluirse en las recetas de la cocina francesa
La llegada de la primera invita a llenar los balcones y terrazas de las viviendas con flores. Aunque oficialmente ya hemos estrenado la nueva estación, este año, debido al estado de alarma que obliga a los ciudadanos a permanecer en sus hogares, la explosión de colores que convierte nuestras calles en un gran jardín se hará esperar un poco más.
Tras el final del confinamiento habrá que elegir entre geranios, petunias, begonias, alegrías, hortensias o pensamientos para dar color a nuestros espacios exteriores y disfrutar del ambiente primaveral desde casa.
Pero desde hace algún tiempo son muchos los que se animan a cultivar su propia huerta en casa. Para ellos también, la estación de las flores es un buen momento para plantar distintas verduras, desde tomates y lechugas hasta zanahorias o puerros. Y entre tanta variedad, también otras plantas, habituales en nuestras cocinas, como es el caso del perejil, una planta con siglos de historia. Originaria de la zona mediterránea, esta hierba aromática se adapta a todo tipo de suelos, aunque mejor si son profundos, ricos en humus, sueltos, frescos y muy bien abonados. Su siembra dependerá de cuando queramos obtener las plantas, aunque se suele realizar de febrero a septiembre. Eso sí, hay que tener en cuenta que si se siembra en verano las plantas tardarán en nacer entre 14 y 16 días, mientras que las sembradas en invierno, en una zona cálida, brotarán en un mes aproximadamente. Antes de plantar, la semilla se deberá poner en remojo durante 24 horas, y después sembrar, dejando un espacio de entre 5 a 8 centímetros entre plantas. Luego necesitará de un riego frecuente pero en pocas cantidades, para asegurar una humedad constante. La planta alcanza unos 15 cm, pero sus tallos floríferos pueden alcanzar los 60 cm, por eso es fácil cultivarlo en maceta.
Hoy en día el perejil es una de las plantas aromáticas más populares de la gastronomía mundial, y se utiliza bien como condimento en ensaladas o bien para potenciar el sabor de algunos platos. Sus orígenes se encuentran en la isla de Cerdeña, desde donde se extendió a todos los países del Mediterráneo. De sus usos en la antigüedad quedan referencias entre los griegos, que asociaban esta planta a un significado de alegría, fiesta y nacimiento, y colocaban ramos de perejil sobre las tumbas de sus difuntos para honrarles. Incluso Miguel de Unamuno publicó un artículo, a partir de un trabajo filológico de Victor Bérard sobre los orígenes de la Odisea, donde revela que la isla de Calipso, cubierta por una alfombra de perejil y en la que Homero sitúa al gran Ulises acosado por la hechicera, era el actual islote de Perejil, ubicado entre España y Marruecos. En época romana todas las salsas contenían perejil, y la leyenda narra que para los gladiadores era fuente de fortaleza y astucia. Durante la Edad Media el perejil se asociaba a poderes mágicos, con la creencia popular de que si se mencionaba el nombre del enemigo mientras se arrancaba de raía, este moriría de inmediato. De hecho, Carlomagno ordenó el cultivo de la planta en sus jardines por sus cualidades aromáticas y ayudó a difundirlo en la cocina de otros continentes. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII cuando empezó a incluirse en las recetas de la cocina francesa y adquirió prestigio y fama mundial como planta aromática, e incluso saludable.
Hoy en día, hay quien todavía cree que regalar perejil atrae la mala suerte. Para evitar este mal agüero, aconsejan que se plante el Jueves Santo, y ofrecer un ramito a San Pancracio para que además atraiga el dinero.
Pero desde hace algún tiempo son muchos los que se animan a cultivar su propia huerta en casa. Para ellos también, la estación de las flores es un buen momento para plantar distintas verduras, desde tomates y lechugas hasta zanahorias o puerros. Y entre tanta variedad, también otras plantas, habituales en nuestras cocinas, como es el caso del perejil, una planta con siglos de historia. Originaria de la zona mediterránea, esta hierba aromática se adapta a todo tipo de suelos, aunque mejor si son profundos, ricos en humus, sueltos, frescos y muy bien abonados. Su siembra dependerá de cuando queramos obtener las plantas, aunque se suele realizar de febrero a septiembre. Eso sí, hay que tener en cuenta que si se siembra en verano las plantas tardarán en nacer entre 14 y 16 días, mientras que las sembradas en invierno, en una zona cálida, brotarán en un mes aproximadamente. Antes de plantar, la semilla se deberá poner en remojo durante 24 horas, y después sembrar, dejando un espacio de entre 5 a 8 centímetros entre plantas. Luego necesitará de un riego frecuente pero en pocas cantidades, para asegurar una humedad constante. La planta alcanza unos 15 cm, pero sus tallos floríferos pueden alcanzar los 60 cm, por eso es fácil cultivarlo en maceta.
Hoy en día el perejil es una de las plantas aromáticas más populares de la gastronomía mundial, y se utiliza bien como condimento en ensaladas o bien para potenciar el sabor de algunos platos. Sus orígenes se encuentran en la isla de Cerdeña, desde donde se extendió a todos los países del Mediterráneo. De sus usos en la antigüedad quedan referencias entre los griegos, que asociaban esta planta a un significado de alegría, fiesta y nacimiento, y colocaban ramos de perejil sobre las tumbas de sus difuntos para honrarles. Incluso Miguel de Unamuno publicó un artículo, a partir de un trabajo filológico de Victor Bérard sobre los orígenes de la Odisea, donde revela que la isla de Calipso, cubierta por una alfombra de perejil y en la que Homero sitúa al gran Ulises acosado por la hechicera, era el actual islote de Perejil, ubicado entre España y Marruecos. En época romana todas las salsas contenían perejil, y la leyenda narra que para los gladiadores era fuente de fortaleza y astucia. Durante la Edad Media el perejil se asociaba a poderes mágicos, con la creencia popular de que si se mencionaba el nombre del enemigo mientras se arrancaba de raía, este moriría de inmediato. De hecho, Carlomagno ordenó el cultivo de la planta en sus jardines por sus cualidades aromáticas y ayudó a difundirlo en la cocina de otros continentes. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII cuando empezó a incluirse en las recetas de la cocina francesa y adquirió prestigio y fama mundial como planta aromática, e incluso saludable.
Hoy en día, hay quien todavía cree que regalar perejil atrae la mala suerte. Para evitar este mal agüero, aconsejan que se plante el Jueves Santo, y ofrecer un ramito a San Pancracio para que además atraiga el dinero.
ITZIAR ALTUNA
Fuente: Diario Vasco
No hay comentarios. :
Publicar un comentario