La cerveza es la reina de los días de verano, además de ser una de las bebidas más completas y beneficiosas para nuestro organismo.La cerveza es una de las bebidas que cuenta con más partidarios a lo largo del mundo. Se elabora a través de la fermentación del almidón con granos de cebada y otros muchos cereales, y suele estar aromatizada con lúpulo. Hay numerosas variantes de cervezas, con mayor o menor graduación alcohólica y presentar un color entre el ámbar hasta el rojizo o incluso el negro.
La cerveza es la reina de los bares/Foto: La Razón/Dremastime
Además de ser la bebida protagonista de bares y chiringuitos, el mercado gastronómico se está abriendo cada vez más a las infinitas posibilidades que ofrece esta bebida, y la figura de sommelier de cervezas es un puesto cada vez más requerido en los restaurantes.
La cerveza ya no es considerada el familiar pobre en contraste con el vino. De hecho, hay muchas más variedades entre los diferentes sabores y estilos. Además, una cerveza tiene (a igual cantidad) menos alcohol y calorías que el vino, es más refrescante y quita más la sed. No hay que olvidar tampoco que incluso la cerveza más cara puede ser más asequible que algunos vinos.
Maridar es combinar una bebida con una comida en base a sus características para potenciar las sensaciones de ambos elementos. Así logramos mayor plenitud conjunta que por separado. Como hay cervezas más amargas, más dulces, más frutales o con más cuerpo, esta bebida puede maridar con una amplia variedad de platos. Gracias a la carbonatación de la cerveza es posible levantar los delicados gustos de los quesos y carnes, por ejemplo, consiguiendo así experiencias sensoriales sumamente satisfactorias.
La cerveza marida con una amplia variedad de platos y como en casi cualquier maridaje no existen reglas establecidas. Sin entrar en tipos de cerveza concretos (Lager Ale, Porter….), lo más divertido es dejarse llevar por la intuición y el gusto personal, aunque se pueden seguir los siguientes consejos: hay que buscar siempre afinidad entre aromas y sabores, hay que mantener el equilibrio entre bebida y comida y contrastar gustos (salado – dulce, por ejemplo) funciona muy bien.
Cuando hablamos de maridar una cerveza con un alimento, lo primero que tenemos en cuenta son las sensaciones que nos provoca en la boca. Dependiendo de la temperatura, el cuerpo o la acidez de la cerveza encontraremos sensaciones contrarias en nuestro paladar como puede ser seco, dulce, frío, caliente o astringente.
Cervezas artesanas en un bar de Lavapiés (Madrid) / Foto: Abel Valdenebro
Reglas del maridaje con cerveza
Quesos y huevos: La cerveza limpia el paladar, así que es un acompañamiento óptimo de los platos con textura untuosa.
Picantes y especiados: La cerveza alivia la sensación que produce en el paladar los platos muy picantes o condimentados de una manera muy fuerte; aguanta muy bien la agresión del pimentón, el ajo, el chile o la guindilla. Imprescindible tomar cerveza mientras se disfruta de comida mexicana.
Agridulce: La cerveza es la bebida ideal para comer una hamburguesa con kétchup y mostaza. (salsa ácida y agresiva) Las comidas orientales, con salsas de soja o el picante wasabi se realzan con cerveza.
Alimentos ácidos y amargos: La cerveza contrasta con la acidez del vinagre, por lo que combina muy bien con ensaladas, salpicones de marisco y escabeches. Por este mismo motivo, es fácil maridar con platos con tomate o verduras amargas.
Las verduras amargas y el tomate: existen muchas verduras amargas como son la rúcula, la endivia o la escarola. Del mismo modo, en nuestra gastronomía hay infinidad de platos que contienen tomate y que encuentran en la cerveza su gran aliada.
La cerveza sin alcohol: excelente para tomar con pescados fritos o encurtidos. Ofrecen una alternativa refrescante a sabores fuertes como pueden ser morcillas o quesos curados. Por su ligereza, es la compañía perfecta para platos suaves como paellas vegetarianas o tostas con aceite.
Carne: Si se quiere beber cerveza en un asado o parrilla, hay que tener en cuenta que cuanto más fuerte sea el condimento para sazonar, mayor cuerpo debe tener la cerveza. Cuanto más oscura, mejor. Los sabores tostados de las carnes a la plancha armonizan perfectamente con cervezas de cuerpo medio.
Pescados: Las cervezas armonizan muy bien con el graso pescado azul, los marinados, ahumados y en salazón.
Chocolate: La cerveza negra es una excelente compañera para los platos cuyo principal ingrediente sea el chocolate, por su gusto a regaliz y frutos secos.
Umami: el sabor umami, que en japonés quiere decir sabroso, se puede definir como el quinto sabor básico junto con el dulce, el ácido, el amargo y el salado. Este sabor se encuentra muy presente en la cocina oriental, como en el sushi. Por ello, algunas cervezas envejecidas con una fuerte carga de malta pueden hacer de muchos bocados una experiencia aún más gratificante.
Maira Álvarez
Fuente: La Razón
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